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William Blake, profeta místico de la contracultura

José de Segovia Barrón

William Blake, profeta místico de la contracultura

El diablo, para Blake, ya no es el “gran engañador” de la Biblia, sino el “verdadero hombre”.

28 DE AGOSTO DE 2012

Las visiones místicas de William Blake (1757-1827) han llegado al CaixaForum de Madrid. La exposición de la Tate Gallery  de Londres nos muestra la turbadora obra de este poeta, artista y grabador. Rechazado en su época, fue recuperado por prerrafaelitas y simbolistas, hasta convertirse en el profeta de la contracultura de los años sesenta. Sin embargo, gran parte de su obra está basada en la Biblia. ¿Era Blake un cristiano heterodoxo?, ¿o un pensador esotérico?
Sus versos místicos –publicados ahora en una edición bilingüe de Alianza–, aparecieron ya con el título de Visiones en una obra de la Editorial Era de México en 1974. Su literatura es bastante hermética, pero tiene imágenes deslumbrantes. En sus libros proféticos (1788-1896), Blake crea un sistema cosmológico que nos transporta a un reino mítico, donde las fuerzas del bien y del mal chocan entre sí en un conflicto eterno, cercano al maniqueísmo o catarismo.

  En el Libro de Urizen (1794) –magníficamente traducido por José Luis Palomares para una edición de Hiperión, acompañada por las ilustraciones originales y una erudita introducción–, Blake entiende que vivimos en un mundo dominado por el Dios de la ley, opresor, pero en última instancia impotente. Urizen encarna la figura divina de ese gobierno racional –al que se enfrenta Orc–, que protagoniza también el Libro de Ahania y el de Los –su equivalente femenino, que crea a la mujer, bajo la forma de Enitharmon, que simboliza la piedad–.
EL DIOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Blake separa, como Marción, el Dios del Antiguo Testamento del Dios de Jesús, que encontramos en los Evangelios . Es más, contrapone el nombre de Elohim –que presentaría la faceta más dura de la justicia de Dios–, con Jehová, –que correspondería a su cara misericordiosa–. La Naturaleza y la Ley son fruto para él de la Caída, que se produce cuando el hombre es obligado a salir del reino espiritual, recibiendo un cuerpo.
El Dios del Antiguo Testamento para él es falso, porque en términos gnósticos, el poeta ve la creación como errónea . La verdadera realidad es espiritual. Por lo que “si las puertas de la percepción se limpiarán, todo se le aparecería al hombre cómo es, infinito”. Esas puertas que inspiraron el libro de Aldous Huxley y el nombre de los Doors, reciben en los años sesenta una interpretación psicodélica, que originalmente no tenía nada que ver con la droga.
Blake vive una vida gris, muy diferente a la de otros poetas románticos, conocidos por sus excesos . Bautizado, casado y sepultado por la iglesia anglicana, el artista no es la figura amoral que algunos sugieren con algunas de sus frases. Si “el mal activo es mejor que el bien pasivo”, es porque adora la imaginación caótica como esencia de la vida, del gozo, y del Ser esencial. A ello enfrenta Urizen como un ser duro, viejo y barbado, el Señor del Libro, que como el super-ego de Freud, nos restringe y limita constantemente.

PROFETA DE LA CONTRACULTURA
En los años sesenta, el pensamiento de Blake se empieza a relacionar con el de otro poeta simbolista, Arthur Rimbaud (1854-1891), que sigue impresionando a muchos todavía hoy. Ambos parecen sugerir que la forma de vencer el lado oscuro de nuestra vida que la Biblia llama pecado , es entregándose a él, para disfrutándolo, robarle su poder negativo . Este autor francés decía que para “cultivar el alma” era necesario trastornar los sentidos. Por eso “intenta descubrir todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura”, escribía Rimbaud: “Apura todo veneno, para poder quedarte con su quintaesencia”.
Influidos por estas ideas, artistas como Bob Dylan, cantan sobre un “paraíso”, donde la moralidad y la realidad son de tu propia elección. Ya que, para ellos, tras Las Puertas del Edén (1965) no hay moralidad (“no hay pecados”), ni realidad (“no importa lo que sea verdad, o lo que no”), ni juicio (“no hay procesos”).
El diablo, para Blake, ya no es el “gran engañador” de la Biblia, sino el “verdadero hombre”, libre ya de toda tradición o código moral . Es el sueño romántico al que profesan su simpatía los Rolling Stones  en 1968. Los Proverbios del Infierno  de Blake son como una revelación para Jim Morrison de los Doors , en los que encuentra una nueva religión, donde “el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría”. Su indulgencia con el mal se convierte en un ritual de purificación espiritual, por “el que desea algo, y no lo hace, apesta”.
RELIGIÓN VISIONARIA
La mística de Blake es una religión visionaria, que sigue atrayendo a músicos como Van Morrison, que vive obsesionado por este tipo de experiencias. Álbumes como Hermosa visión, el habla inarticulada del corazón, Sin gurú, método, ni maestro , o canciones como Un nuevo tipo de hombre , están dedicadas por eso a William Blake, al que relacionan muchos ahora también con el pensamiento esotérico, al que desemboca la teosofía con Alice Bailey y Krishnamurti.
Lo absurdo de algunas de estas creencias, lo vemos en una de las obras de la exposición.  Su amigo, el artista y astrólogo John Varley, cuenta cómo el poeta tuvo una visión espiritual del fantasma de una pulga, cuyo espíritu le dijo que todas las pulgas estaban ocupadas por almas de hombres que “por naturaleza son excesivamente sedientos de sangre”. Ideas como ésta no están basadas en la Biblia, sino que son una mezcla de ocultismo con filosofías orientales al estilo de Nueva Era .
Es en definitiva el problema de una religión desligada del Libro, donde la Escritura es sustituida por nuestras propias experiencias . Se pierde entonces el rumbo y la guía, en un mundo espiritual en el que no debemos introducirnos si no es bajo la dirección segura de la Palabra de Dios. No es sorprendente por eso que su última obra, El Evangelio Eterno, sea una reinterpretación de la figura de Cristo. Según ella, Jesús odia a sus enemigos, porque, dice Blake, esa es la única manera de amarlos.

FE Y MISTICISMO
Es interesante que cuando el apóstol Juan habla en su primera carta de cómo podemos saber si somos cristianos, no recurre al testimonio de una experiencia mística de Dios, sino que pone en evidencia las consecuencias que ha de producir la fe en la vida de una persona .
“En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu” (1 Jn.  4:13). Y ¿cuáles son los efectos de la obra del Espíritu de Dios? No son visionarios, sino confesionales (“todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios”, v.15) y morales (“el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”, v. 16).
Pero ¿cómo se muestra ese amor? “Este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros, como nos lo ha mandado . Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado” (1 Jn . 3:23-24).
Esto no es una experiencia extática o emocional. No podemos juzgar nuestro estado espiritual por meros sentimientos. Estos pueden ser fácilmente falsificados, puesto que su intensidad depende siempre de nuestra personalidad y carácter. La prueba es por eso finalmente doctrinal (4:2-3). Y eso es una buena noticia, ya que no hace falta ser místico para ser cristiano.

Autores: José de Segovia Barrón

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El diablo y los Rolling Stones

José de Segovia Barrón

 

El diablo y los Rolling Stones

Lucifer y “Sus satánicas Majestades”.

17 DE JULIO DE 2012

Los Rolling Stones han cumplido medio siglo. Lejos están ya los años, en que el rock parecía que iba a cambiar el mundo. Si en el 65 los Rolling decían que no podían encontrar “satisfacción”, ya en el 69 aceptaron que “uno no puede conseguir todo lo que quiere”.
Los niños malos del rock´n´roll se ganaron pronto el titulo de Sus satánicas Majestades”, al invocar al diablo en una famosa canción de 1967, que hace que los cristianos todavía les sigan relacionando con el ocultismo, pero ¿quién era Lucifer, para ellos?
Los Stones  nacieron de la unión de la osada voz de Mick Jagger con las fieras guitarras de Keith Richards, pero también de la errática figura de Brian Jones, que murió ahogado en un misterioso accidente, que tenía todas las apariencias de un homicidio. Fue el primero de muchos cadáveres que recorren la tragedia de toda una generación en busca de nuevas experiencias por medio de las drogas, el sexo y el rock´n´roll . Si McCartney sentía así “el amor y la verdad”, Jones sólo encontró demonios y monstruos. Él y Jagger se interesaron por el gurú Maharishi por un tiempo, pero parece que no les sirvió de mucho la Meditación Trascendental . Si el LSD  hacía pensar a Harrison en los Himalayas, o llevaba a Pete Townshend al Meher Baba, a los Rolling  les abre un oscuro pozo de serpientes amenazantes. Porque ¿de dónde salen si no, esas brutales letras al borde de la locura?
La primera vez que Brian Jones tomó ácido , vio criaturas que salían del suelo, las paredes y los techos. Empezó a buscar a alguien que estuviera escondido en los armarios, y estaba aterrorizado. Si las letras de Jagger son también autobiográficas, parece que él también tuvo malas experiencias. Dice en su Ataque de nervios nº 19 : “En nuestro primer viaje intenté con todas mis fuerzas reordenar mi mente / Pero después de un rato me di cuenta de que me estabas desarreglando tú a mí”. O bien la droga sacó a la superficie los monstruos de temores reprimidos o malos recuerdos, ó ésta afectaba de tal modo la conciencia que parecía desaparecer toda protección mental. Hay una obsesión entonces por la personificación del mal, que algunos conjuran, pero con la que otros también luchan. Es ahí donde nace la “simpatía por el diablo”.

¿SIMPATÍA POR EL DIABLO?
En su celebre Circo del Rock´n´Roll , Jagger se desgarraba por el pecho su camisa negra, para mostrar un tatuaje que mostraba supuestamente al diablo. En una famosa foto de David Bailey, el cantante de los Stones  tiene una copa de vino tinto en la mano, mientras en la otra exhibe un tridente, mostrando una mirada maligna. ¿Era esto una simple imagen promocional?, o ¿había algo más de atracción por lo oculto?
Jagger estudió entonces algunos libros esotéricos, y se rumoreaba que Keith Richards hacía rituales de magia y brujería, con su novia Anita Pallenberg. Al preguntarle la revista Rolling Stone , dijo que “esto es algo que todos deben investigar”, ya que “es posible que haya algo”. Él contesta: “no soy un experto, sólo lo intento, y lo sacó un poco a la luz”.
Hay muchos mitos en torno a la relación del rock  con el satanismo . Así algunos creen que canciones como Sopa de cabeza de cabra  fue grabada por los Rolling en un ritual de vudú. Pero el diablo para muchos de estos músicos de rock no es una personificación del mal, sino la atracción seductora de lo prohibido . Jagger dice que “simpatía por el diablo” era una frase de Baudelaire: “Lo saqué de la literatura francesa, tomando un par de frases, que luego fui ampliando”. La canción por lo tanto no trata de ninguna criatura angélica maligna, sino de “darle la vuelta a las cosas”. Ya que entonces “todo se reducía al sexo, la bebida y las drogas”. Era “una exploración del otro lado de la mente”. Ahora sin embargo dice Jagger, que “abandonarse” es algo que puede ser “muy peligroso, especialmente cuando empiezas a usar drogas”,

Los Stones como tantos jóvenes entonces, buscaban una vida mejor, una existencia más emocionante, que fuera más allá del decoro. Jagger y Jones venían de familias tradicionales y conformistas, que vivían en barrios acomodados, con jardines bien cuidados, bonitas vistas y rejas de protección. Sus madres eran amas de casa, y tenían padres trabajadores y disciplinados. Pero la vida en casa se les antojaba llena de restricciones. Richards venía sin embargo de un medio obrero, ya que creció en casas de protección oficial.
Pero el rock´n´roll  era para todos ellos una reacción frente a un ambiente claustrofóbico. Querían gritar y dar patadas, buscando peligros, más allá de todas aquellas mediocres aspiraciones en torno suyo. “Cuando recuerdas aquello, era bastante aburrido”, dice Jagger. Se entiende así que para el que quiera romper con todas esas reglas muertas, la palabra diablo no sugiere más que misterio y emoción…
¿ÁNGEL DE LUZ?
Las referencias al diablo llenan la música blues,  que tanto admiraban los Rolling.  Muchas piezas del folklore sureño norteamericano evocan encuentros a medianoche con un diablo que ofrece satisfacer los deseos de tu corazón, a cambio de tu alma. El mito de Fausto  reaparece así junto a las memorias supersticiosas de la religión africana. Pero el diablo de los Stones  es también el de poetas románticos ingleses como Blake o Shelley. No es el gran engañador de la Biblia, sino el prototipo del verdadero hombre, libre de las normas y reglas de la moral tradicional . Como ha escrito David Dalton en su libro sobre los primeros veinte años del grupo: “Satanás es el rebelde que promete libertad, el enemigo de la hipocresía y la complacencia”. Es a ese “santo patrón del blues  y del rock ” que los Rolling le dedican su simpatía.
Aquella canción, Simpatía por el diablo , fue grabada en Londres en noviembre de 1968  para abrir su disco Banquete de vagabundos , siendo filmada por el director de la nueva ola  del cine francés Jean-Luc Godard, que la incluye en su película Uno más uno. Suenan tambores africanos, rodeados de gritos que recuerdan una ceremonia vudú . Evoca impresiones de un ritual de sudor, jungla, llamas y cuerpos que se retuercen. Tiene que ver con la lectura del libro El maestro y Margarita  escrito por Bulgakov en 1938, aunque prohibido en Gran Bretaña hasta 1967. Muestra al diablo como “un hombre rico y con buen gusto”, dice Jagger, que cuenta los sucesos de la Historia desde su punto de vista. En ese sentido se parece al “ángel de luz” que describe la Biblia.
Alguien que tuvo mucho que ver con La educación de los Rolling  en lo oculto fue el director de cine norteamericano Kenneth Anger, que se estableció en el barrio londinense de Chelsea en 1966 . Educado en Hollywood, a Anger le atraía, digamos, “el lado oscuro de la vida”. Había escrito un libro describiendo esa Babilonia  de Beverly Hills, que relata asesinatos y suicidios en el mundo del cine, mostrando los vicios y perversiones de las estrellas del celuloide.
Al entrar en el círculo de los Stones , Anger introdujo las ideas mágicas de Aleister Crowley (1874-1947), un patético personaje criado en una Asamblea de Hermanos, que se había obsesionado desde su niñez con la figura del Anticristo, la Gran Bestia del Apocalipsis . Para Jagger hoy, “todo aquello de la magia era un truco”. Lo que les atraía del satanismo de Crowley era su justificación de un modo de vida permisivo. Anger creía realmente en todo aquello, pero para los Stones  como para David Bowie o los Beatles, fue una simple moda.
¿SIN SATISFACCIÓN?
El sueño de “paz y música“ que constituyó el espíritu del festival de Woodstock llevó a los Rolling  a organizar un concierto gratuito en una pista de carreras en la localidad californiana de Altamont. En vez de policías, recurrieron a esos motoristas conocidos como los Ángeles del Infierno , para el servicio de seguridad. Era un gesto simbólico por el que pretendían que esos nobles salvajes de la subcultura americana de post-guerra, fuera de la ley, mantuvieran la ley. Y en vez de dinero, les pagarían con cerveza. El día anterior unos astrólogos trajeron malos augurios, y aquel día el LSD produjo bastante violencia entre la multitud. Al comenzar a tocar los Stones  su declaración de Simpatía por el diablo , algunos Ángeles del Infierno  apuñalaron a un joven de color. Las palabras de Jagger intentando mantener el orden, fueron inútiles.
Una moralidad que se basa en decir que “soy libre para hacer lo que quiera en cualquier momento” ( I´m Free ) nos lleva a esa locura. Fue el final de un sueño, para toda una generación . Podías tener el pelo largo, experimentar todo tipo de relaciones sexuales, y usar las drogas que quisieras, pero nada cambiaba la realidad de tu interior. “Me miro adentro”, cantaba Mick Jagger en Píntalo negro , “y veo que mi corazón es negro” .
Porque más allá del ocultismo, esa es la situación de todo hombre. Es por eso que nuestro problema no es cuestión de magia, sino de corazón. Hay un mal profundo en nuestro ser, que está en la raíz de todas las cosas . Necesitamos por lo tanto una solución radical, un nuevo nacimiento ( Juan  3). Ya que es nuestro propio corazón el que necesita ser cambiado. Y eso es algo, que sólo Aquel que nos lo ha dado puede hacerlo. “¡Acerquémonos” entonces a Él!, “con corazón sincero”, dice Hebreos (10:22), tal y como somos, con la confianza de que Él nos puede recibir y limpiar, dándonos nueva vida. Porque solamente en Él podremos encontrar satisfacción.

Autores: José de Segovia Barrón

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¿El espiritismo? Elemental, querido Watson

José de Segovia Barrón

 

¿El espiritismo? Elemental, querido Watson

En 1917 Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes y defensor de la lógica, tiene una “interesante experiencia espiritual” en una sesión espiritista.

06 DE MARZO DE 2012

Al crear Sherlock Holmes hace ciento veinticinco años, Arthur Conan Doyle hizo el detective más famoso del mundo. La figura del sabueso con gorro de cazador y larga pipa, se resiste al paso del tiempo, como demuestran las recientes versiones cinematográficas y la sorprendente nueva serie de la BBC. Mientras Garci rueda una aventura del investigador en Madrid, se publica en castellano la primera secuela oficial de las historias de Holmes, La Casa de la seda encargada por los herederos de Doyle al reputado escritor de novelas juveniles, Anthony Horowitz . La pregunta que uno se hace, es: ¿cómo el creador de un personaje de lógica tan inexorable pudo acabar creyendo en el espiritismo y las hadas?
Nacido en una familia católica de origen irlandés, Doyle (1859-1930) se cría en Edimburgo. Su padre era un alcohólico que trabajaba de funcionario en la oficina escocesa de obras públicas, a la vez que hacía ilustraciones de libros –entre ellos el famoso Progreso del Peregrino del predicador bautista John Bunyan o La vida y sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe del presbiteriano Daniel Defoe–, para mantener a sus nueve hijos. Cuando aumentan los problemas del padre con el alcohol, Doyle es mandado interno a un colegio. El último año lo hace en una escuela jesuita de Austria, donde renuncia a su fe católica.
Doyle estudió medicina en Edimburgo con el famoso doctor Bell, autor de un manual de operaciones quirúrgicas, pero también inspirador de Holmes . Dice que “sabía más del paciente con unas cuantas miradas rápidas, que con cualquier pregunta”. Tras servir como médico en un ballenero, navega a África, donde conoce la brutalidad del tráfico de esclavos en el Congo, que luego denunciaría. Al regresar a Inglaterra, tiene su primer contacto con la teosofía, poco antes de casarse con una viuda, que era paciente suya. Tras el nacimiento de su primera hija, Doyle se traslada con su familia a Londres, para trabajar de oculista, pero enseguida se dedica profesionalmente a la literatura.

¿ELEMENTAL, QUERIDO WATSON?
Holmes nace en una historia publicada en 1887, Estudio en escarlata. Ilustrada por su padre –que había sido trasladado de un centro de recuperación de alcohólicos a una residencia psiquiátrica–, que le muestra con una barba que enseguida desaparecerá. El 221 B de Baker Street era un lugar de moda al sur de Regent´s Park. Allí comienzan y acaban la mayor parte de los relatos de Holmes, con el doctor Watson leyendo el periódico y Holmes fumando en pipa, o sacando notas discordantes de su violín, si no está mirando por la ventana. Y por supuesto, la señora Hudson traerá enseguida una bandeja de comida o té, que Watson apreciará con placer y Holmes considerará una mera necesidad.

Sus clientes suelen llegar por una carta anónima o una visita inesperada –para la consternación de la señora Hudson–, si no es Watson quien llama la atención del detective con un suceso misterioso, que aparece en el periódico. Una de las frases favoritas de Holmes es: “Este caso tiene ciertamente algunos puntos de interés”. Aunque la primera vez que se encuentran con el cliente –da igual lo ilustre que sea–, Sherlock suele rechazar el caso. Las personas que ayuda están siempre en una situación de desventaja, o acusados de un crimen falsamente. A continuación emprende una investigación con una metodología estrictamente clínica.
Aunque Doyle nunca utilizó la expresión “elemental, querido Watson” –lo hizo su hijo Adrian, en un relato llamado La aventura del castillo de Arnsworth –, la técnica es siempre la misma: Holmes presenta a Watson con una serie de hechos, que llevan al doctor a una conclusión apresurada, para que a continuación, Holmes le muestre su error con una lógica aplastante . Reúne toda la evidencia y propone una teoría científica, basada en sus hallazgos, para ponerla a continuación a prueba y determinar si es cierta, o no. El secreto es no ocultar información al lector: Doyle nos presenta los mismos datos con los que cuenta Sherlock. Es como si nos dijera: ¿puedes tú resolver este misterio?, ¿eres tan listo como Holmes? Y la respuesta es evidentemente que no.
EL PROBLEMA FINAL
En la historia de El problema final (1893) aparece el poder del mal con el profesor Moriarty : ”Un hombre de buena familia y excelente educación, dotado naturalmente de una capacidad fenomenal para la matemática”. Es la lógica puesto al servicio del terror. “Es el Napoleón del crimen, Watson. Es el organizador de la mitad de lo malo y casi todo lo que no se detecta en esta gran ciudad. Es un genio, un filósofo, un pensador abstracto. Tiene un cerebro de primer orden.”
En el pequeño pueblo suizo de Meiringen –donde Holmes tiene ahora una estatua–, camino de las cataratas de Reichenbach, los agentes de Moriarty tienden a Watson una trampa, para separarlo de Sherlock. Cuando se da cuenta, corre a la cascada, donde no encuentra más que su bastón de alpinista y una carta de él. Su desaparición intriga tanto a Doyle como la muerte de dos de sus hijos, al cumplir 3 años, y su hermana Annette con 33, pero su peor sueño se hace realidad cuando su esposa Louise empieza a toser sangre, mientras está con él en Suiza de vacaciones, visitando esas mismas cataratas. No hay duda de su diagnóstico: tuberculosis pulmonar.
La muerte de su mujer –una devota protestante– en 1906, cuando tenía 49 años, cambia toda su vida . Doyle había rechazado el catolicismo, pero con él toda la fe cristiana –“al leer y estudiar sus fundamentos, descubrí que eran tan débiles, que mi mente no se podía basar en ellos”–. El escritor se propone no aceptar nunca nada que no le sea demostrado: “Los males de la religión, vienen todos de aceptar cosas que no pueden ser probadas”.
¿ES LA MUERTE EL FIN?
Cuando tenía sólo 21 años, recuerda haber asistido en 1881 a una conferencia en Birmingham sobre si la muerte era el fin de todo. Le produjo un fuerte escepticismo. Seis años después asiste a una sesión espiritista, que le lleva a enviar una carta a la revista de la Alianza Espiritista de Londres, Luz –que él mismo acabaría financiando–. Se empieza a interesar cada vez más por ello, aunque reconoce que “es un terreno traicionero y difícil, donde acecha el fraude y es posible el autoengaño”. Sin embargo “la recompensa posterior supone una gran paz espiritual, ausencia de temor a la muerte, y una duradera consolación en la muerte de los que amamos”.
En 1917 tiene una “interesante experiencia espiritual” en una sesión. Cree ver a su madre y su sobrino, “tan claramente como les vi en vida”. Piensa entonces que hay un “cuerpo espiritual”, buscando superar la barrera, aparentemente imposible de cruzar, entre la vida y la muerte. No podía aceptar simplemente la separación final de sus seres queridos. En los años veinte dedica todas sus energías al espiritismo, viajando a Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Francia y Sudáfrica, para promoverlo. Escribe libros sobre ello –el último que publicó, es una colección de ensayos sobre el tema– y abre una librería especializada en Londres. ¿Qué queda de la lógica racionalista de Holmes?
El año 1922 asiste con su segunda esposa, Jean, a una sesión en Nueva York con el matrimonio Thompson, donde Doyle dice ver y sentir a su madre. Tres días después, el médium es arrestado por la policía, al ser acusado de fraude: el espíritu era la señora Thompson.
Lejos de desanimar al escritor, el mismo año investiga unas fotos tomadas por una adolescente cinco años antes, que le demuestran ¡que las hadas existen! En 1971 la chica, ya anciana, reconoce en un programa de la BBC que era un fraude. La niña que aparece en la imagen con 10 años, confiesa en una entrevista en 1982, que las fotos estaban manipuladas con dibujos o recortes superpuestos. El mismo año 22, el matrimonio coincide con el escapista Houdini, que se dedica a desprestigiar a médiums. Los Doyle no sólo creen que se “desmaterializa”, sino que en una sesión en el hotel, su esposa pretende recibir un mensaje de la madre de Houdini. Cuando el ilusionista intenta desilusionarle, cree que está siendo simplemente modesto…

FE Y RAZÓN
Dice Chesterton que “cuando el hombre deja de creer en Dios, no es que no crea ya en nada, es que cree en cualquier cosa”. Cuando uno se acerca al mundo del ocultismo, una de las cosas que más te llama la atención es esa extraña mezcla de sinceridad y engaño . Es así como lo extraño se convierte en sinónimo de sobrenatural, y lo ridículo en espiritual, pero lo opuesto a la razón no es la fe, sino el absurdo. Es por eso una tragedia que se haya cambiado el milagro por la superchería, la religión por la secta, y la realidad trascendente por el más burdo fraude.
Parece como si la misma confianza religiosa que la modernidad puso en la ciencia y la tecnología, despreciando la religión, se deposita ahora con igual fervor en supersticiones y patrañas . ¿Qué seguridad podemos tener de estas cosas? Holmes no anda desencaminado: “Es un error capital teorizar antes de tener datos. Sin darse cuenta, uno empieza a deformar los hechos para que se adapten a las teorías, en lugar de adaptar las teorías a los hechos” ( Escándalo en Bohemia, 1891).
TESTIMONIO SEGURO
La Biblia invita a consultar su Palabra como una dirección segura, cuyo conocimiento no se puede comparar con nuestra experiencia de ningún fenómeno , “Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? ¡A la ley y el testimonio!”, dice Isaías 8:19-20. Toda otra vía no produce más que error y engaño. Doyle hizo las preguntas correctas. No hay nada más importante que saber que la muerte no es el fin, pero buscó la respuesta en el lugar equivocado. Cuando, como Holmes nos advierte, no debemos teorizar hasta tener datos seguros.
No podemos por eso aceptar fenómenos como manifestaciones de espíritus de difuntos, porque la Biblia enseña claramente que el espíritu humano no vaga después de la muerte, sino que tiene un destino inmediato . Por la fe, tenemos seguridad de poder estar con el Señor (2 Corintios 5:8). La muerte, para el creyente es “partir y estar con Cristo” ( Filipenses 1:23). Los que rechazan a Dios, sin embargo, vivirán separados de Él, sufriendo el tormento de la ausencia de Aquel que es fuente de toda alegría, luz y vida.
Cuando el hombre rico de la parábola de Jesús ( Lucas 16:19-31), le pide a Abraham que vuelva Lázaro de los muertos a advertir a sus hermanos, para que no vayan al lugar de tormento donde ahora se encuentra, la respuesta no puede ser más significativa. “Las Escrituras tienen, que atiendan a su testimonio” (v. 29). Si no les hacemos caso, tampoco nos convenceremos aunque alguien se levante de los muertos (v. 31). Sólo hay Uno que ha venido de la muerte, Cristo Jesús, pero a Él también le conocemos por la Escritura. Sobre ella descansa una fe segura.

Autores: José de Segovia Barrón

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