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Los primeros papas y antipapas

Mario Escobar Golderos

 

Historia de los Papas (3)

Los primeros papas y antipapas

El papado en los siglos III y IV.

10 DE MARZO DE 2013

El siglo III fue una época de persecuciones. Los emperadores cambiaron de nuevo su política religiosa y los cristianos tuvieron que regresar a la clandestinidad.
El obispo de Roma no era un cargo tan deseado, ya que en la mayoría de los casos suponía el exilio o la muerte, aunque esto no impidió que surgieran algunos antipapas.
Muchos de los papas y antipapas de aquel siglo murieron en las minas, las galeras o el martirio.
En el año 251, el papa Cornelio sucedió a Fabiano que murió asesinado, pero el propio Cornelio no duró mucho, exiliado e impotente para gobernar la iglesia en su refugio de Centocelle.
Aunque el papa Cornelio había conseguido poco antes de su muerte que la Iglesia se volviera a unir y aceptar a los renegados, ya que en aquel momento había un profundo debate sobre qué hacer con los apóstatas, que sometidos a tortura habían negado a Cristo.
En el siglo IV, todo cambiaría para bien o para mal. Un emperador, Constantino, se daría cuenta del gran poder que tenían los cristianos en su imperio, por eso decidiría tenerlos como aliados y no como enemigos.
La relación llegó a ser tan estrecha, que la Iglesia estuvo a punto de canonizar al emperador, como si el gran servicio que este prestaba a los cristianos fuera suficiente para borrar sus profundas contradicciones personales.
La leyenda narra el fabuloso encuentro del emperador con una visión celestial. Mientras cruzaba el Puente Milvio a las puertas de Roma, escuchó una voz que decía: In hoc signo vinces. Corría el año 312 y Constantino luchaba con el usurpador Majencio. Lo cierto es que venció la batalla y comenzó a favorecer a los cristianos como nunca antes lo había hecho un emperador.
La ambición de Constantino desde ese momento fue unir a los cristianos, intentando frenar sus luchas teológicas y crear una iglesia unida, fuerte y al servicio del imperio.
Con el Edicto de Milán en el año 313, por el que el poder imperial concedía la libertad para adorar al Supremo Hacedor y el emperador se ponía sobre todas estas religiones como responsable máximo. Constantino se otorgó un poder ilimitado sobre el Cristianismo. Con un Constantino como pontifex maximus, el emperador podía convocar concilios y meterse en los asuntos de la Iglesia.
El concilio entre los obispos de Roma y Cartago fue el primer intento por convertirse en árbitro de la fe. Buscó la reconciliación entre los donatistas y la iglesia oficial. Gracias a este concilio, el papa Silvestre I se encontró con un poder efectivo sobre la Iglesia en occidente, haciendo realidad el poder del obispo de Roma sobre buena parte de imperio.
La Iglesia en cierto sentido caía en una trampa, tendría libertad para predicar, pero se subordinaría al imperio. Pasados varios siglos, Iglesia Católica y Roma se convertirían en una misma cosa.
En el año 325, el primer Concilio Ecuménico, que pretendía acabar con una herejía más potente de la época, el arrianismo, puso las bases de un papado poderoso, que dominara a toda la Cristiandad.
Constantino fue el verdadero protagonista, a pesar de no estar ni bautizado en ese momento, convirtiéndose en el presidente honorario del concilio. Un emperador pagano ponía las bases de la que sería la iglesia oficial del imperio años más tarde, confundiendo el poder político y religioso, terrenal y celestial. Poder e Iglesia Católica no volverían a separarse nunca más.

Autores: Mario Escobar Golderos

©Protestante Digital 2013

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¿Qué hay tras la “Nueva Evangelización” católica?

Mario Escobar Golderos

¿Qué hay tras la “Nueva Evangelización” católica?

La Ciudad del Vaticano, en Roma

La Nueva Evangelización es en parte recuperar privilegios perdidos y luchar contra “sectas evangélicas”.

24 DE FEBRERO DE 2012

El mundo necesita un cambio de paradigma, la crisis actual y la situación de la sociedad en especial en occidente, nos muestran una humanidad sin valores y desorientada. La noticia de que la Iglesia Católica pretende hacer una “Nueva Evangelización” de Europa y los países occidentales en general no debería extrañarnos. Pero, ¿qué hay detrás de la Nueva Evangelización?
Los cristianos estamos muy familiarizados con el término evangelismo. La razón de ser de la iglesia es siempre anunciar las Buenas Nuevas de Salvación a los que no conocen a Cristo, por eso expresiones como Nueva Evangelización pueden llevarnos a confusión.
El término Nueva Evangelización fue acuñado por el propio Papa Benedicto XVI en un dicasterio de la Curia Romana el 28 de junio de 2010. El teólogo y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (Inquisición se la denominaba en el siglo XVI), Joseph Aloisius Ratzinger, puede parecernos un Papa más moderno en algunos conceptos teológicos que su antecesor Juan Pablo II, pero su base doctrinar es exactamente la misma.
Benedicto XVI, al poco tiempo de recibir su cargo, tenía claro que era necesario terminar con la sangría de deserciones católicas en Europa y América.  Parecía que el Papa quería hacer una guerra al secularismo reinante y que su arma sería una Nueva Evangelización. Escuchemos lo que el mismo dijo sobre el tema:
“El proceso de secularización ha producido una grave crisis del sentido de la fe cristiana y el papel de la Iglesia”.
La pregunta ante esta afirmación no puede ser más clara: ¿Busca la Iglesia Católica recuperar fieles entre los agnósticos y ateos? ¿Su deseo es que aumente la práctica religiosa católica?
Las respuestas parecen obvias, claro que es uno de sus objetivos, pero veremos que no es el único y que a lo que ellos llaman Nueva Evangelización, nosotros podemos denominar recuperación de sus privilegios perdidos y lucha contra “sectas evangélicas” .
El Papa continuó con su plan y nombró al arzobispo Salvatore Fisichella, para dirigir está plan de “evangelización”. El arzobispo buscó apoyo enseguida en la parte más ultraconservadora de la Iglesia Católica, pero que más está creciendo hoy en día, los Neocatecomunales, conocidos vulgarmente como los “Kikos” . Este movimiento laico surgido entre las barriadas más pobres gracias a la labor de Kiko Argüelles, tiene formas y sistemas parecidos al protestantismo evangélico, aunque su base doctrinar es claramente conservadora y católica tradicional.
Para la secretaria de la Nueva Evangelizaciòn (PCPNE) fue nombrado un arzobispo colombiano llamado José Octavio Ruiz, muy vinculado al intento de frenar el crecimiento del protestantismo en América Latina.
Aunque tal vez la pregunta más importante es: ¿Cómo nace la idea? La idea surge de un sacerdote llamado Luigi Guissani, fundador del movimiento Comunión y Liberación. Ni que decir tiene que Luigi Guissani también fue uno de los más férreos luchadores contra los evangélicos en América Latina.  En su famoso libro La Conciencia religiosa en el Hombre Moderno, Guissani afirma cuál es para él el verdadero problema del cristianismo:
“A mí me parece que el cristianismo en nuestro tiempo se ha visto como angustiado, debilitado, entorpecido por una influencia que podríamos llamar protestante”.
El ideólogo de la Nueva Evangelización no oculta su animadversión al protestantismo, especialmente al evangélico.
La Nueva Evangelización tendría un programa bien definido: la recuperación de la influencia social y el freno de las “sectas” evangélicas. A pesar que en la constitución del CPPNE no se habla de este tema, en la XIII Asamblea General Ordinario, al tratarse el tema de la Nueva Evangelización se dice:
Por otra parte, en otras regiones del mundo se asiste a un prometedor renacimiento religioso. Tantos aspectos positivos del redescubrimiento de Dios y de lo sagrado en varias religiones se encuentran oscurecidos por fenómenos de fundamentalismo, que no pocas veces manipula la religión para justificar la violencia e incluso el terrorismo. Se trata de un grave abuso. «No se puede utilizar la violencia en nombre de Dios».[22] Además, la proliferación de sectas representa un desafío permanente .
Aunque el énfasis de la Nueva Evangelización como instrumento para frenar el crecimiento evangélico se pone de manifiesto en los documentos de la Iglesia Católica en Latinoamérica . El cardenal Norberto Rivera Carrera lo expresa con menos tapujos en su artículo La nueva evangelización en América Latina , del 24 de Febrero del 2012, casi ayer:
“Las sectas fundamentalistas impregnan el ambiente. La evangelización fundante sembró la fe sobre el mundo pagano. Y no hubo competencia. La Corona española, decididamente opuesta al protestantismo naciente, difunde el Evangelio sin más obstáculo que el paganismo. Ahora, sin embargo, nos encontramos con el protestantismo devaluado de las sectas fundamentalistas. Esta competencia en la labor evangelizadora está apoyada además por el capitalismo liberal, tanto en las concepciones culturales materialistas como en el apoyo económico y estratégico.”
Naturalmente no afirmamos que toda la Nueva Evangelización esté enfocada a parar el crecimiento protestante o evangélico, aunque la triste realidad es que en la base y desarrollo de la idea de la Nueva Evangelización si están esos principios .

Autores: Mario Escobar Golderos

©Protestante Digital 2012