La Ciudad del Vaticano, en Roma
La Nueva Evangelización es en parte recuperar privilegios perdidos y luchar contra “sectas evangélicas”.
24 DE FEBRERO DE 2012
El mundo necesita un cambio de paradigma, la crisis actual y la situación de la sociedad en especial en occidente, nos muestran una humanidad sin valores y desorientada. La noticia de que la Iglesia Católica pretende hacer una “Nueva Evangelización” de Europa y los países occidentales en general no debería extrañarnos. Pero, ¿qué hay detrás de la Nueva Evangelización?
Los cristianos estamos muy familiarizados con el término evangelismo. La razón de ser de la iglesia es siempre anunciar las Buenas Nuevas de Salvación a los que no conocen a Cristo, por eso expresiones como Nueva Evangelización pueden llevarnos a confusión.
El término Nueva Evangelización fue acuñado por el propio Papa Benedicto XVI en un dicasterio de la Curia Romana el 28 de junio de 2010. El teólogo y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (Inquisición se la denominaba en el siglo XVI), Joseph Aloisius Ratzinger, puede parecernos un Papa más moderno en algunos conceptos teológicos que su antecesor Juan Pablo II, pero su base doctrinar es exactamente la misma.
Benedicto XVI, al poco tiempo de recibir su cargo, tenía claro que era necesario terminar con la sangría de deserciones católicas en Europa y América. Parecía que el Papa quería hacer una guerra al secularismo reinante y que su arma sería una Nueva Evangelización. Escuchemos lo que el mismo dijo sobre el tema:
“El proceso de secularización ha producido una grave crisis del sentido de la fe cristiana y el papel de la Iglesia”.
La pregunta ante esta afirmación no puede ser más clara: ¿Busca la Iglesia Católica recuperar fieles entre los agnósticos y ateos? ¿Su deseo es que aumente la práctica religiosa católica?
Las respuestas parecen obvias, claro que es uno de sus objetivos, pero veremos que no es el único y que a lo que ellos llaman Nueva Evangelización, nosotros podemos denominar recuperación de sus privilegios perdidos y lucha contra “sectas evangélicas” .
El Papa continuó con su plan y nombró al arzobispo Salvatore Fisichella, para dirigir está plan de “evangelización”. El arzobispo buscó apoyo enseguida en la parte más ultraconservadora de la Iglesia Católica, pero que más está creciendo hoy en día, los Neocatecomunales, conocidos vulgarmente como los “Kikos” . Este movimiento laico surgido entre las barriadas más pobres gracias a la labor de Kiko Argüelles, tiene formas y sistemas parecidos al protestantismo evangélico, aunque su base doctrinar es claramente conservadora y católica tradicional.
Para la secretaria de la Nueva Evangelizaciòn (PCPNE) fue nombrado un arzobispo colombiano llamado José Octavio Ruiz, muy vinculado al intento de frenar el crecimiento del protestantismo en América Latina.
Aunque tal vez la pregunta más importante es: ¿Cómo nace la idea? La idea surge de un sacerdote llamado Luigi Guissani, fundador del movimiento Comunión y Liberación. Ni que decir tiene que Luigi Guissani también fue uno de los más férreos luchadores contra los evangélicos en América Latina. En su famoso libro La Conciencia religiosa en el Hombre Moderno, Guissani afirma cuál es para él el verdadero problema del cristianismo:
“A mí me parece que el cristianismo en nuestro tiempo se ha visto como angustiado, debilitado, entorpecido por una influencia que podríamos llamar protestante”.
El ideólogo de la Nueva Evangelización no oculta su animadversión al protestantismo, especialmente al evangélico.
La Nueva Evangelización tendría un programa bien definido: la recuperación de la influencia social y el freno de las “sectas” evangélicas. A pesar que en la constitución del CPPNE no se habla de este tema, en la XIII Asamblea General Ordinario, al tratarse el tema de la Nueva Evangelización se dice:
“ Por otra parte, en otras regiones del mundo se asiste a un prometedor renacimiento religioso. Tantos aspectos positivos del redescubrimiento de Dios y de lo sagrado en varias religiones se encuentran oscurecidos por fenómenos de fundamentalismo, que no pocas veces manipula la religión para justificar la violencia e incluso el terrorismo. Se trata de un grave abuso. «No se puede utilizar la violencia en nombre de Dios».[22] Además, la proliferación de sectas representa un desafío permanente .
Aunque el énfasis de la Nueva Evangelización como instrumento para frenar el crecimiento evangélico se pone de manifiesto en los documentos de la Iglesia Católica en Latinoamérica . El cardenal Norberto Rivera Carrera lo expresa con menos tapujos en su artículo La nueva evangelización en América Latina , del 24 de Febrero del 2012, casi ayer:
“Las sectas fundamentalistas impregnan el ambiente. La evangelización fundante sembró la fe sobre el mundo pagano. Y no hubo competencia. La Corona española, decididamente opuesta al protestantismo naciente, difunde el Evangelio sin más obstáculo que el paganismo. Ahora, sin embargo, nos encontramos con el protestantismo devaluado de las sectas fundamentalistas. Esta competencia en la labor evangelizadora está apoyada además por el capitalismo liberal, tanto en las concepciones culturales materialistas como en el apoyo económico y estratégico.”
Naturalmente no afirmamos que toda la Nueva Evangelización esté enfocada a parar el crecimiento protestante o evangélico, aunque la triste realidad es que en la base y desarrollo de la idea de la Nueva Evangelización si están esos principios .
Autores: Mario Escobar Golderos
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