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Testimonio cristiano en un mundo de pluralismo religioso

 

 Testimonio cristiano en un mundo de pluralismo religioso 

Recomendaciones sobre la práctica del testimonio consesuadas por la Iglesia católica, el Consejo Mundial de Iglesias y la Alianza Evangélica Mundial.

7 de julio de 2011, ITALIA/FRANCIA/TAILANDIA

La Alianza Evangélica Mundial (WEA), el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) han presentado un documento común sobre la misión con el título “Testimonio cristiano en un mundo de pluralismo religioso: Recomendaciones sobre la práctica del testimonio”.
El documento se elaboró tras cinco años de trabajo en el que representantes de las tres organizaciones colaboraron hasta llegar a una idea que englobase el sentir general de estos tres voceros, que incluyen en su seno a iglesias ortodoxas, católicas, anglicanas, protestantes, evangélicas e independientes, las cuales juntas cuentan con unos dos mil millones de miembros, casi el 90 por ciento de los cristianos del mundo.
Las reuniones en las que participaron el CMI, el PCDI y la WEA y que condujeron a la redacción del documento “Testimonio cristiano en un mundo de pluralismo religioso” tuvieron lugar en Lariano (Italia) en mayo de 2006, en Toulouse (Francia) en agosto de 2007 y en Bangkok (Tailandia) en enero de 2011.
A continuación les ofrecemos el texto completo del Documento. También pueden descargarse en pdf "Testimonio cristiano en un mundo de pluralismo religioso" en castellano.
PREÁMBULO
La misión forma parte del propio ser de la iglesia. Proclamar la palabra de Dios y dar testimonio al mundo es esencial para todos los cristianos. Al mismo tiempo, es necesario seguir los principios evangélicos, en el pleno respeto y amor por todos los seres humanos.
Conscientes de las tensiones entre personas y comunidades de diferentes convicciones religiosas, y de la diversidad de interpretaciones del testimonio cristiano,  el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso (PCDI), el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y, a invitación del CMI, la Alianza Evangélica Mundial (AEM),  se reunieron varias veces durante un período de cinco años para reflexionar y elaborar el presente documento en el que se formulan recomendaciones sobre la forma de llevar a la práctica el testimonio cristiano en el mundo. Este documento no pretende ser una declaración teológica sobre misión sino plantear los problemas prácticos asociados al testimonio cristiano en un mundo plurirreligioso.
El objetivo del presente documento es estimular a las iglesias, los consejos de iglesias y los organismos misioneros a reflexionar sobre sus prácticas actuales, y a hacer uso de las recomendaciones que figuran en este documento para formular, si fuera preciso, las directrices que consideren idóneas para su testimonio y misión entre los creyentes de diferentes religiones y entre quienes no profesan ninguna religión. Esperamos que los cristianos en todo el mundo estudien este documento a la luz de sus prácticas a la hora de dar testimonio de su fe en Cristo, de palabra y obra.
UNA BASE PARA EL TESTIMONIO CRISTIANO
1.  Para los cristianos es un privilegio y una alegría dar razón de la esperanza que está en ellos y hacerlo con “mansedumbre y reverencia” (véase 1 Pedro 3:15).
2.  Jesucristo es el testigo supremo (véase Juan 18:37). Dar testimonio cristiano es siempre compartir su testimonio, que adopta la forma de proclamación del Reino, de servicio al prójimo y el don total de sí aunque el acto de darse conduzca a la cruz. De mismo modo que el Padre envió a su Hijo en el poder del Espíritu Santo, los creyentes son enviados en misión para dar testimonio en palabra y obra del amor del Dios trino y uno.
3.  El ejemplo y la enseñanza de Jesucristo y de la Iglesia primitiva tienen que guiar la misión cristiana. Durante dos milenios los cristianos han tratado de actuar conforme a Cristo, dando buenas nuevas del Reino de Dios (véase Lucas 4:16-20).
4. El testimonio cristiano en un mundo plural incluye el compromiso de entablar el diálogo con creyentes de religiones y culturas diferentes (véase Hechos 17:22-28).
5. En algunos contextos, vivir y proclamar el evangelio es difícil, tropieza con muchos obstáculos, y hasta puede estar prohibido. Sin embargo, los cristianos han recibido el mandamiento de Cristo de continuar fielmente su testimonio de él en solidaridad unos con otros (véase Mateo 28:19-20; Marcos 16:14-18; Lucas 24:44-48; Juan 20:21; hechos 1:8).
6.  Si los cristianos utilizan métodos inadecuados para ejercer su misión, recurriendo a la coacción o a engaños, están traicionando el Evangelio y pueden causar sufrimiento a otros. Por esas desviaciones estamos llamados al arrepentimiento y nos recuerdan la necesidad de la gracia sin fin de Dios (véase Romanos 3:23).
7. Los cristianos afirman su responsabilidad de dar testimonio de Cristo, pero saben que la conversión es, en última instancia, obra del Espíritu Santo (véase Juan 16:7-9; Hechos 10:44-47). Reconocen que el Espíritu sopla donde quiere en formas que ningún ser humano puede controlar (véase Juan 3:8).
PRINCIPIOS
Los cristianos están llamados a respetar los siguientes principios a la hora de cumplir con el mandamiento de Cristo en forma adecuada, particularmente en los contextos interreligiosos.
1. Actuar en el amor de Dios . Los cristianos creen que Dios es la fuente de todo amor, y, en consecuencia, están llamados en su testimonio a vivir vidas de amor y a amar a sus prójimos como a sí mismos (véase Mateo22:34-40; Juan 14:15).
2. Imitar a Jesucristo.  En todos los aspectos de la vida, y, especialmente en su testimonio, los cristianos están llamados a seguir el ejemplo y las enseñanzas de Jesucristo, a compartir su amor, a glorificar y honrar a Dios el Padre en el poder del Espíritu Santo (véase Juan 20:21-23).
3. Virtudes cristianas.  Los cristianos están llamados a actuar con integridad, caridad, compasión y humildad, y a vencer toda arrogancia, condescendencia y actitud de menosprecio (véase Gálatas 5:22).
4. Acciones de servicio y justicia.  Los cristianos están llamados a actuar con justicia y a amar misericordia (véase Miqueas 6:8). Además, están llamados a servir a otros y, al hacerlo, a reconocer a Cristo en el más pequeño de sus hermanos y hermanas (véase Mateo 25:45). Las acciones de servicio, como velar por la educación, la atención de salud, los servicios de socorro y las acciones de justicia y defensa de los derechos de otras personas, son parte integrante del testimonio del Evangelio. La explotación de la pobreza y la necesidad no tiene cabida en la acción cristiana. Los cristianos tienen que denunciar toda forma de seducción y abstenerse de caer en ella en sus acciones de servicio, en particular, los incentivos y las recompensas financieras.
5. Discernimiento respecto de los ministerios de curación.  Como parte integrante de su testimonio del Evangelio, los cristianos ejercen ministerios de curación. Están llamados a ser capaces de discernimiento al poner en práctica esos ministerios, respetando plenamente la dignidad humana, y velando por que no se exploten la vulnerabilidad de las personas y sus necesidades de curación.
6. Rechazo de la violencia.  Los cristianos están llamados a rechazar toda forma de violencia, sea psicológica sea social, en particular el abuso de poder, en su testimonio. También deben rechazar la violencia, la discriminación o la represión por cualesquiera autoridades religiosas o seculares, en particular, la violación o la destrucción de los lugares de culto, los símbolos y los textos sagrados.
7. Libertad de religión y de creencia.  La libertad religiosa, incluido el derecho a profesar, practicar, propagar una religión o creencia y a cambiar de religión de forma pública se deriva de la propia dignidad de la persona humana que se arraiga en la creación de todos los seres humanos a imagen y semejanza de Dios (véase Génesis 1:26). Así pues, todos los seres humanos tienen los mismos derechos y responsabilidades. Cuando una religión se instrumentaliza con fines políticos, o cuando existe persecución por razones religiosas, los cristianos están llamados a dar un testimonio profético denunciando esas acciones.
8. Respeto y solidaridad mutuos.  Los cristianos están llamados a comprometerse a colaborar con todas las personas en el respeto mutuo, promoviendo juntos la justicia, la paz y el bien común. La cooperación interreligiosa es una dimensión esencial de ese compromiso.
9. Respeto a toda persona.  Los cristianos reconocen que el Evangelio interpela y enriquece las culturas. Aunque el Evangelio ponga en tela de juicio algunos aspectos de las culturas, los cristianos están llamados a respetar a todas las personas. Los cristianos también están llamados a discernir los elementos que, en la propia cultura, son impugnados por el Evangelio.
10. Renunciar al falso testimonio.  Los cristianos tienen que hablar con sinceridad y respeto; tienen que escuchar para aprender y comprender las creencias y las prácticas de los otros, y se los estimula a reconocer y apreciar la verdad y bondad que contengan. Todo comentario o enfoque crítico deberá hacerse en un espíritu de respeto mutuo, velando por no dar falso testimonio acerca de otras religiones.
11. Velar por el discernimiento personal.  Los cristianos tienen que reconocer que cambiar de religión es un paso decisivo que debe estar acompañado de tiempo suficiente para la debida reflexión y preparación, mediante un proceso que garantice la plena libertad personal.
12. Construir relaciones interreligiosas.  Los cristianos deben continuar edificando relaciones de respeto y de confianza con creyentes de otras religiones con objeto de facilitar el entendimiento, la reconciliación y la cooperación recíprocos más profundos por el bien común.
RECOMENDACIONES
La Tercera Consulta organizada por el CMI y el PCDI de la Santa Sede en colaboración con la AEM y con la participación de las familias cristianas más numerosas (católica, ortodoxa, protestante, evangélica y pentecostal), elaboró el presente documento en un espíritu de cooperación ecuménica para estudio por las iglesias, los órganos confesionales nacionales y regionales y las organizaciones misioneras, y, en especial, aquellas personas que trabajan en contextos interreligiosos, y recomienda que todos ellos:
1. Estudien las cuestiones planteadas en el presente documento y, llegado el caso,formulen directrices destinadas a la práctica del testimonio cristiano que sean aplicables en el respectivo contexto. Siempre que sea posible, esto debería hacerse de forma ecuménica, y en consulta con los representantes de otras religiones.
2. Construyan relaciones de respeto y confianza con creyentes de todas las religiones, en particular a nivel institucional entre las iglesias y otras comunidades religiosas, entablando un diálogo interreligioso permanente como parte de su compromiso cristiano. En algunos contextos, en los que años de tensión y de conflicto han creado graves recelos y quebrantamiento de las relaciones de confianza entre las comunidades, el diálogo interreligioso puede aportar nuevas oportunidades para resolver los conflictos, restaurar la justicia, curar las memorias, promover la reconciliación y consolidar la paz.
3.  Estimulen a los cristianos a reforzar la propia identidad y fe religiosas, al mismo tiempo que a profundizar en su conocimiento y entendimiento de las otras religiones, y, al hacerlo, a tener en cuenta los puntos de vista de los adeptos de esas religiones. Los cristianos deben evitar la tergiversación de las creencias y prácticas de los creyentes de otras religiones.
4. Cooperen con otras comunidades religiosas, participando en acciones interreligiosas de defensa y promoción de la justicia y el bien común y, siempre que sea posible, expresen conjuntamente con esas comunidades su solidaridad para con las personas que se encuentran en situaciones de conflicto.
5.  Insten a los respectivos gobiernos a velar por el debido amplio respeto de la libertad de religión, reconociendo que en muchos países se impide a las instituciones religiosas y las personas el ejercicio de su misión.
6.  Oren por sus prójimos y por su bienestar, reconociendo que la oración es una parte esencial de lo que somos y hacemos, así como de la misión cristiana.
APÉNDICE: ANTECEDENTES DEL DOCUMENTO
1. En el mundo actual, existe una colaboración cada vez mayor entre cristianos y entre cristianos y creyentes de diferentes religiones. El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso (PCDI) de la Santa Sede y el Programa de Diálogo y Cooperación Interreligiosos del Consejo Mundial de Iglesias (DCI-CMI) tienen una larga historia de colaboración a ese respecto. Ejemplos de los temas en los que han colaborado en el pasado son: el casamiento interreligioso (1994-1997), la oración interreligiosa (1997-1998), y la religiosidad africana (2000-2004). El presente documento es el resultado de su trabajo en colaboración.
2. Existen cada vez más tensiones interreligiosas en el mundo actual, en particular, violencias y pérdidas de vidas humanas. La política, la economía y otros factores desempeñan una función en esas tensiones. A veces los cristianos también están involucrados, voluntaria o involuntariamente, en esos conflictos, sea como quienes son perseguidos sea como quienes participan en las acciones de violencia. Como respuesta a esta situación, el PCDI y el DCI-CMI decidieron hacer frente a los problemas planteados mediante un proceso conjunto que permitiera formular recomendaciones comunes para la práctica del testimonio cristiano. El CMI-DCI invitó a participar en este proceso a la Alianza Evangélica Mundial (AEM), que aceptó complacida.
3. Inicialmente, se celebraron dos consultas: la primera, en Lariano (Italia), en mayo de 2006, bajo el tema “Evaluación de la realidad”, en la que representantes de diferentes religiones compartieron sus puntos de vista y experiencias sobre la cuestión de la conversión. En la declaración de la consulta se dice: “Afirmamos que, aunque todos y cada uno tenemos el derecho de invitar a otros a ahondar en el entendimiento de la respectiva religión, ese derecho no debe ejercerse violando los derechos y las sensibilidades de los otros. La libertad de religión nos obliga a todos a asumir la responsabilidad no negociable de respetar las religiones de los otros como la nuestra, y nunca denigrarlas, vilipendiarlas o menospreciarlas con el objetivo de afirmar la superioridad de nuestra religión”.
4.  La segunda consulta, únicamente entre cristianos, se celebró en Toulouse (Francia), en agosto de 2007, para reflexionar sobre las mismas cuestiones. Se examinaron en profundidad los siguientes temas: “la familia y la comunidad, el respeto de los otros, la economía, el mercado y la competencia, y la violencia y la política. Las cuestiones pastorales y los aspectos misioneros de esos temas sirvieron de base para la reflexión teológica y los principios formulados en el presente documento. Cada tema es importante por propio derecho y merece mayor atención de la que se le da en estas recomendaciones.
5.  Los participantes en la Tercera Consulta (entre cristianos) se reunieron en Bangkok (Tailandia), del 25 al 28 de enero de 2011, y se encargaron de finalizar el documento.

Fuentes: CMI

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El presidente de Nigeria abre una investigación oficial sobre los ataques a cristianos

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La violencia es política y religiosa

 

El presidente de Nigeria abre una investigación oficial sobre los ataques a cristianos

Trescientos muertos, miles de desplazados y cientos de iglesias y casas quemadas en ataques en el norte del país tras las elecciones.

11 de mayo de 2011, NIGERIA

El presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan,  ha designado una comisión de 22 miembros para investigar la violencia registrada en los últimos comicios del país , celebrados el pasado abril, informó la Presidencia.
La comisión está encabezada por el antiguo gran cadí del estado norteño de Níger, Sheikh Ahmed Lemu, y codirigida por el juez Samson Uwaifo, e investigará en especial las circunstancias y a los responsables de la violencia posterior a las elecciones en el norte de Nigeria, que ha dejado cientos de muertos y viviendas y otras propiedades destruidas.
Lemu es un erudito islámico que dirige una fundación islámica no gubernamental que tiene su sede en Minna. Uwaifo es un juez retirado, que formó parte de la Corte Suprema y cuenta con cuarenta años de experiencia en los tribunales.
Los líderes de la iglesia evangélica en Nigeria habían alzado la voz en las últimas semanas, pidiendo al presidente que se iniciara una investigación sobre los ataques perpetrados a casas e iglesias en el norte del país. El pastor Emanuel Nuhu Kure , de la iglesia de Kafanchan, en el estado de Kaduna – uno de los más afectados  -, expresó su preocupación por el componente religioso que está detrás de los ataques , y que se han tapado como un conflicto político.
“¿Cómo se explica la espontánea llamada a la oración en las mezquitas, con las consignas de “Allah es el más grande”, que coincidieron con el comienzo de los disparos y la quema de las casas?”, se preguntaba el pastor.
“¿Cómo es que los combatientes musulmanes rodearon al mismo tiempo la Catedral Anglicana y la casa del pastor bautista de Yoruba, que fueron incendiadas sin resistencia?”, continúa Kure, que  estima que había “premeditación y planificación” en los ataques contra cristianos.
En total, más de 200 iglesias fueron quemadas en el norte del país, dejando 300 muertos y más de 14.000 desplazados entre aquellos que perdieron sus hogares y los que han huido.
En la misma línea, el presidente de la Asociación Cristiana de Nigeria, Peter Jatau, estimó que “la violencia es política y religiosa”. Los líderes cristianos pidieron al gobierno en un comunicado conjunto que se tomen “medidas decisivas que pongan fin a la carnicería persistente en el norte con el pretexto del fanatismo religioso, y que se lleve a los responsables y culpables ante la justicia”.
El pastor Jonas Katung, vicepresidente de la Fraternidad Pentecostal de Nigeria, lamentó la “barbarie” que han sufrido los cristianos en el norte del país, que ha dejado cientos de muertos y miles de desplazados. Katung pidió a las autoridades que identifiquen “a los autores intelectuales de los ataques para que no vuelvan a ocurrir” . “Nos negamos a aceptar que se trató de una reacción espontánea o aislada. Es necesario que quienes inducen a la violencia rindan cuentas por sus excesos”, advirtió el pastor.
También  el Premio Nobel de Literatura en 1986, el escritor y activista político nigeriano Wole Soyinka,  dijo que la oleada de violencia había sido planeada.  “Estaba planificado de antemano. Quien diga que no es un ingenuo” , declaró. “En una sociedad decente, estas matanzas son inaceptables”, agregó el Premio Nobel, quien instó al Gobierno nigeriano a llevar a los responsables ante la justicia.

Autores: Daniel Hofkamp

Fuentes: Efe, ABC, CDN

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Las fiestas judías

César Vidal Manzanares

 

Las fiestas judías

El contexto religioso de los Evangelios (XI)
Acostumbrado a las definiciones dogmáticas que caracterizan a las religiones que conoce, más o menos superficialmente, el hombre de nuestro tiempo difícilmente puede hacerse una idea de la enorme flexibilidad doctrinal que caracterizaba al judaísmo que antecedió la época de Jesús y que existió, al menos, hasta la destrucción del Templo en el año 70 d. de C. Salvo la creencia en un Dios único que se había

10 de febrero de 2006

Hemos tratado ya las diferentes escuelas religiosas (o sectas) judías para examinar lo que tenían de distintivo y en qué medida se podían relacionar con el movimiento originado en Jesús de Nazaret. Así, tras haber comenzado por los escribas, fariseos y saduceos (que aparecen en las páginas del Nuevo Testamento) vimos a los esenios y la secta de Qumrán, para pasar luego a los zelotes.
Cuando uno concluye el examen de las sectas judías en la época de Jesús, no debería caer en el error de pensar que las mismas representaban a la mayoría de la población. De hecho, y si hemos de creer en el testimonio de las fuentes, las mismas no pasaban de ser minorías bien constituidas, cuyos miembros rara vez superaban algunos millares.
Igual que constituye un error de bulto identificar a los profesantes de una religión determinada con las opiniones de la escuela teológica de moda, no lo es menos el pensar que todos los judíos de la época de Jesús se hallaban encuadrados en algunos de los grupos someramente descritos en este capítulo. Si hemos de ser sinceros, tenemos que confesar que la inmensa mayoría quedaba fuera de los mismos. De mayor importancia incluso que las diferentes sectas que encontraban cabida en el seno del judaísmo del Segundo Templo fueron, sin duda, las instituciones religiosas.
LAS GRANDES INSTITUCIONES JUDÍAS
Sin duda las principales fueron el Templo de Jerusalén, el Sanhedrín y la sinagoga. Y (aunque no sea en sí una institución) trataremos por su valor e influencia en el pueblo judío el concepto de esperanza mesiánica.
Mientras que no todos los judíos pertenecían, como ya vimos, a una secta (posiblemente, lo contrario sería lo cierto), estas instituciones sí afectaban la vida de, prácticamente, todo Israel entendiendo como tal no sólo el que vivía en tierra palestina sino los más de dos tercios de sus hijos cuyo hogar material se encontraba fuera de la misma, en lo que, convencionalmente, recibía el nombre griego de "Diáspora" y los hebreos de "gola" y "galut".
Estas tres instituciones correrían una suerte diversa. El Templo, de importancia esencial en la época de Jesús, sería arrasado, como ya vimos, por las tropas romanas de Tito creando con ello un dilema espiritual a Israel. Desde el año 70 d. de C., y salvo un intento fallido del emperador Juliano el apóstata, no se ha pretendido ni realizado su reconstrucción.
El Sanhedrín, tal y como lo conoció Jesús, desaparecería momentáneamente tras la catástrofe del año 70 d. de C. Sólo la sinagoga permanecería para convertirse en foco no sólo de la vida religiosa sino también social de los judíos en los siglos siguientes.
Hemos incluido al final de este capítulo también un pequeño excursus sobre la esperanza mesiánica. La misma, obviamente, no era una institución pero casi tenía valor de tal entre los judíos. Con la excepción de los saduceos, puede decirse que todos creían en ella, aunque su creencia no era, ni lejanamente uniforme. A esta variedad, siquiera someramente, nos referiremos porque nos permitirá entender la visión concreta que del Mesías tuvieron Jesús y sus primeros discípulos.
EL TEMPLO Y LAS FIESTAS JUDÍAS
Seis eran las fiestas que los judíos celebraban de manera especial en la época de Jesús.
La primera del año era la de Purim (suertes) celebrada en torno a nuestro primero de marzo en conmemoración de la liberación de los judíos de manos de Hamán, según narra el libro bíblico de Esther. La segunda era la Pascua celebrada el 14 de Nisán (cerca de nuestro inicio de abril) en memoria de la liberación de los israelitas de la esclavitud de Egipto. Su importancia era tal que los romanos solían liberar un preso en esa fecha, de acuerdo a la voluntad del pueblo. A continuación de la Pascua, y en asociación con ella, tenía lugar laFiesta de los Panes sin levadura durante siete días.
En tercer lugar, los judíos celebraban la festividad de Pentecostés que tenía lugar cincuenta días después de Pascua, cerca del final de mayo. Se conmemoraba en ella la entrega de la Ley a Moisés, así como la siega del grano del que se ofrecían en el Templo dos de los llamados "panes de agua".
A continuación nos encontramos con el Día de la Expiación que, en realidad, consistía más en un ayuno que en una fiesta. Era el único día, como ya vimos, en que el Sumo sacerdote podía entrar en el Santísimo para ofrecer incienso y rociar la sangre de los sacrificios. Tras realizar estos actos, se soltaba un macho cabrío al desierto que llevaba, simbólicamente, la culpa de la nación, y se sacaban fuera de la ciudad los restos de los animales sacrificados en holocaustos. Durante el día se ayunaba y oraba de manera especialmente solemne.
Cinco días después tenía lugar la fiesta de los Tabernáculos o Cabañas, cercana a nuestro primero de octubre. Se conmemoraba con ella la protección de Dios sobre Israel mientras vagó por el desierto a la salida de Egipto y servía asimismo para dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas durante el año. Durante esta festividad, era costumbre que la gente viviera en cabañas improvisadas, y situadas a no más de una jornada de sábado de Jerusalén, en recuerdo de la experiencia pasada de Israel. Los dos actos religiosos principales eran el derramamiento de una libación de agua, realizada por un sacerdote usando una jarra de oro con agua del Estanque de Siloé, y la iluminación del Templo mediante cuatro enormes lámparas que se situaban en el patio de las mujeres.
Finalmente, nos encontramos con la Fiesta de la Dedicación (a mediados de nuestro diciembre, aproximadamente) que conmemoraba la restauración y rededicación del Templo realizada por Judas Macabeo. Durante esta fiesta era común leer los libros I y II de los Macabeos. Sólo comprendiendo la importancia del Templo podemos entender algunos de los datos que nos han llegado en el Nuevo Testamento y en otras fuentes. El primero es la aversión existente entre los judíos y los samaritanos. Estos, a los que no nos referiremos en esta obra por tener una importancia muy tangencial, pretendían ser seguidores de Moisés y consideraban el Pentateuco como revelación divina, con algunas variantes textuales. Esperaban a una especie de mesías conocido como "taheb", pero adoraban a Dios en otro santuario situado sobre el monte Gerizim.
Aquel estado de cosas era más que suficiente para indisponer entre si a ambos pueblos. Los judíos ni siquiera osaban pasar por Samaria en sus viajes a Jerusalén y los samaritanos no perdían ocasión, como pudimos ver en parte al estudiar el contexto histórico, para hostigarlos.
JESÚS Y EL TEMPLO
Mayor trascendencia aún tiene la actitud de Jesús y de sus discípulos hacia el Templo. Aunque tanto el uno como los otros participaron en sus actos principales, no dejaron de anunciar que los días del mismo estaban contados.
Tanto en Q como en los Cuatro Evangelios, Jesús anuncia que el Templo sería arrasado y es sabido que, una vez que tal hecho se produjo, los cristianos lo aprovecharon como argumento apologético contra los judíos.
No sólo eso. Si aceptamos como históricas las tradiciones contenidas en el Evangelio de Juan sobre las visitas de Jesús a Jerusalén podemos ver que éste tendió a presentarse como una alternativa sustitutoria de las festividades judías. No es de extrañar que en su proceso una de las acusaciones fuera la de amenazar con destruir el Templo, que constituía una tergiversación de sus enemigos, sin duda, pero con un poso referencial, y tampoco debería sorprendernos que el primer mártir cristiano, Esteban, fuera linchado bajo la misma acusación (Hechos 7).
Cuando se produjo la destrucción del Templo, si para el judaísmo significó una tremenda desolación además de un conjunto de problemas teológicos (vg: ¿cómo expiar los pecados si ya no existía donde?), para los primeros cristianos no fue sino una confirmación de su fe.
En el próximo artículo estudiaremos el Sanhedrín


Artículos anteriores de esta serie:



Los escribas


Los fariseos (1)


Los fariseos (2)


Los fariseos (3)


Los saduceos


Los esenios


Los zelotes


La secta de Qumran


Los `am-ha-aretz´

10 
Las instituciones judías y Jesús

Autores: César Vidal Manzanares

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