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La excomunión de Lutero

César Vidal Manzanares

La Reforma indispensable (34)

La excomunión de Lutero

La bula papal de excomunión Exsurge Domine.

 

Durante 1519, Miltitz siguió intentando volver al punto de inicio anterior a la disputa de Leipzig, pero sus esfuerzos resultaron infructuosos. Para remate, Eck –que había sido extraordinariamente vapuleado por los humanistas- seguía empeñado en labrarse una carrera utilizando como peldaño la condena de Lutero. A finales de 1519, presentó un escrito en Roma con la finalidad de provocarla. Luego, a inicios de 1520, y ante la abstención de las universidades de París y Erfurt a la hora de señalar al vencedor en la disputa de Leipzig, las universidades de Lovaina y Colonia prepararon un texto – en el que nadie había pensado inicialmente – relacionado con las opiniones de Lutero. Tanto Lovaina como Colonia señalaron que Lutero había incurrido en herejía y enviaron su informe a la Curia. De manera comprensible, el papa nombró una comisión formal para abordar el asunto.
El 1 de febrero, la comisión se hallaba entregada al trabajo de recoger pruebas sobre las herejías de Lutero, pero no tardó en disolverse . De manera bien reveladora, tanto el cardenal Cayetano, cuya especialidad era la teología, como el cardenal Acolti, que era un experto en derecho canónico, llegaron a la conclusión de que no resultaba especialmente fácil redactar un informe sensato al respecto.
El 11 de febrero, una segunda comisión  se ocupaba de analizar los escritos de Lutero y, con bastante buen criterio, decidió discriminar entre aquellas expresiones que podían ser tachadas de herejía y aquellas otras que únicamente eran “escandalosas y ofensivas para los oídos piadosos”. Pero entonces llegó Eck y el resultado fue la formación de una tercera comisión. De ésta acabaría finalmente surgiendo la Bula papal Exsurge Domine  firmada por el papa León X en el curso de una cacería el 15 de junio.
El texto de la bula comenzaba comparando a Lutero –sin mencionarlo expresamente– con un jabalí para luego acusarlo de aceptar por buenos los rumores que circulaban sobre los abusos de la curia y terminar por defender que los papas nunca se habían equivocado:
“¡Despierta, Señor! Haz triunfar tu causa contra las bestias feroces que tratan de destruir tu viña, contra el jabalí que la arrasa… ¡Alerta Pedro, Pablo, todos los santos, la Iglesia Universal!… En esta Curia Romana que tanto ha desacreditado, dando fe a los rumores esparcidos por la ignorancia y la maldad, no hubiera encontrado nada que censurar. Le hubiéramos demostrado que nuestros predecesores, de quienes ataca con tan singular violencia los cánones y las constituciones, no se han equivocado jamás”.
La verdad era que, por desgracia, mucho de lo que se contaba sobre los abusos y los excesos de la curia era cierto y que desde hacía décadas, también lamentablemente, sí que había mucho que censurar. No era menos cierto que los antecesores de León X se habían enfrentado entre si en episodios como el Cisma de Occidente y que también habían incurrido en equivocaciones. De hecho, el dogma de la infalibilidad papal que no sería definido hasta 1871 sería mucho más prudente a la hora de señalar la inerrancia de los pontífices.
La bula indicaba a continuación que no era lícito apelar al concilio –una solución que había permitido, por ejemplo, acabar con el cisma de Occidente– y conjuraba tanto a Lutero como a sus partidarios a “no perturbar la paz de la Iglesia, la unidad y la verdad de la fe, y a renunciar al error”.
La bula condenaba cuarenta y un artículos atribuidos a Lutero. Comprensible en su época, difícilmente, puede negarse que su lectura causa al lector moderno un cierto estupor. Así, aparecen afirmaciones que, hoy en día, serían contempladas de manera diferente. Por ejemplo, la expresión de Lutero “Quemar a los herejes es contrario a la voluntad del Espíritu” es condenada como herética, pero es más que dudoso que hoy se pudiera encontrar a algún católico que pudiera considerar que la voluntad del Espíritu puede ser quemar a los herejes. Igualmente, el texto declaraba herética la afirmación de que “No se puede probar la existencia del purgatorio por los libros auténticos de las Escrituras”. Sin embargo, ningún exegeta de talla afirmaría hoy que la doctrina del purgatorio se encuentra en la Biblia sino que más bien remitiría a una tradición relativamente tardía, que no ha sido igual en Oriente y en Occidente, y cuyo desarrollo no sólo teológico sino jurídico ha resultado desigual. Semejante circunstancia tiene una enorme lógica en la medida en que la creencia en el Purgatorio se desarrolló con más claridad en Occidente y tuvo un desarrollo especialmente extraordinario a partir del s. XII cuando el cisma se había consumado.
Algo similar sucede con la afirmación de que “La doctrina que señala que la penitencia comprende tres partes, contrición, confesión y satisfacción, no se funda ni en las Escrituras ni en los santos doctores de la antigüedad cristiana”. A día de hoy, sería también muy difícil que un historiador eclesiástico negara la veracidad de ese aserto del agustino. Y lo mismo sucede con otras tesis. Por ejemplo, la que afirma que “Bueno sería que la Iglesia determinara en un concilio que los laicos comulguen bajo las dos especies; los cristianos de Bohemia que así lo hacen no son por ello herejes sino cismáticos”. Se puede estar o no de acuerdo con la conveniencia de que los laicos, tal y como se describe en el Nuevo Testamento, participen del pan y del vino en la Eucaristía, pero parece un tanto excesivo considerar que plantear la cuestión sea herético. Algo semejante sucede con la que afirma que “La mejor definición de la contrición es la máxima: La mejor penitencia es no reincidir, pero lo indispensable es cambiar de vida”. Una vez más, se puede coincidir o no con la afirmación, pero, de nuevo, parece un tanto excesivo condenar como herejía la afirmación de que la mejor penitencia sería no reincidir en el pecado.
De manera bien significativa, según el dominico D. Olivier, “la parte más lograda de la Bula fue la relativa a las condenas”. Los canonistas hicieron un acopio exhaustivo de todas las penas canónicas desde la excomunión para los que aceptaran las ideas de Lutero a la destrucción de los libros que las contenían pasando por la prohibición de imprimirlos, conservarlos o comerciarlos. Lutero y sus seguidores tenían sesenta días para retractarse bajo pena de ser declarados herejes notorios y reincidentes. Por lo que se refería a los católicos, era obligación suya denunciarlos y perseguirlos, quedando entredicho cualquier lugar en el que pudieran residir. La bula debía ser publicada y puesta en ejecución sin distinción de lugar quedando sujeto a excomunión cualquiera que contraviniera su contenido.
Al fin y a la postre, en el texto de la bula se deja traslucir no tanto un análisis sólido del caso desde una perspectiva bíblica, histórica y pastoral como el deseo de sofocar, finalmente, una contestación que se había tolerado durante meses no por paciencia sino meramente por razones políticas y, más concretamente, por el deseo del pontífice de conseguir el apoyo del Elector Federico para impedir que Carlos I de España fuera elegido emperador de Alemania.
Por añadidura, como ha señalado el dominico D. Olivier, “La falla residía en que se excluía por principio toda discusión de la doctrina que se condenaba. Las frases de Lutero procedían de un contexto que había sido ignorado y que constituía el nudo del problema, el único que merecía ser tratado. Los ejecutores de la condena parecen no haberlo desconocido, pero les faltó la fuerza de concertar el diálogo que hubiera podido transformar el enfrentamiento estéril de convicciones irreductibles en el intercambio útil de los dos frentes… Una vez más se esquivó la reivindicación que Lutero pedía para que se pronunciaran sobre el Evangelio y no sobre expresiones recogidas al azar”.
Cuando se tienen en cuenta esos aspectos no sorprende que la bula no lograra poner fin al Caso Lutero.
CONTINUARÁ: El reformador rechaza la excomunión

Autores: César Vidal Manzanares

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Alemania entera celebra los 494 años del inicio de la reforma de Lutero

31 de octubre

 

Alemania entera celebra los 494 años del inicio de la reforma de Lutero

Imagen de satélite (nocturna) de Europa.

Todo el país germano recuerda intensamente las 95 tesis de Lutero en el día de la Reforma protestante.

01 DE NOVIEMBRE DE 2011, BERLÍN

Alemania recordó ayer con servicios religiosos en diversas ciudades, conciertos en la ciudad de Wittenberg y la entrega de una medalla a un teólogo de la extinta Alemania Oriental los casi 500 años de las 95 tesis de Martín Lutero, que marcaron el inicio de la Reforma protestante.

  En toda Alemania se realizaron actividades. Una de ellas, los jóvenes tirando por las ventanas de las iglesias o ayuntamientos unos aviones de papel con textos bíblicos "de bendición". En el marco del programa ‘Church Nights’ (iglesias de noche), diversas comunidades ofrecieron un variado y completo programa de multitud de actividades en los templos hasta media noche.

  El día de la Reforma es de fiesta en muchos estados federados alemanes, pero no en Berlín ni en la ex Alemania del Este. Pertenecen a la Iglesia Evangélica tanto la canciller Angela Merkel como el presidente del Parlamento, Norbert Lammert .

LA LIBERTAD, GRAN LOGRO DE LA REFORMA

  La Iglesia Evangélica Alemana -la EKD (por sus siglas en alemán)- es la organización protestante más grande de Alemania. La anterior presidenta del Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania, Margot Kässmann , que a partir de 2012 se desempeñará como "embajadora de Lutero" para el Jubileo de 2017, recordó en Leipzig que la idea de la libertad es un logro de la Reforma.

  "Lutero quiso que las personas fueran independientes, leyeran por sí mismas y se formaran una opinión propia", dijo Kässmann en una abarrotada Iglesia de San Nicolás, ante varios centenares de creyentes.

LA MEDALLA DE MARTÍN LUTERO

  La Iglesia Evangélica Alemana condecoró en la ciudad de Eisenach al teólogo Harald Bretschneider , de 69 años, con la Medalla de Martín Lutero, al considerarlo uno de los protagonistas eclesiásticos más importantes de la revolución pacífica en tiempos de la República Democrática Alemana (RDA).

  El actual presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica de Alemania, Nikolaus Schneider , subrayó que el movimiento religioso por la paz en la RDA precedió y acompañó en gran medida los cambios políticos de otoño de 1989.

  Agregó que Bretschneider, cuando era pastor en Dresde, diseñó los marcadores y símbolos del movimiento que sirvieron a los jóvenes de la RDA como emblema para expresar su postura a favor de la paz y la libertad.

  Según el ministro de Defensa germano, el cristianodemócrata Thomas de Maizière, portar estos símbolos constituyó una proclamación de la libertad de expresión y "para muchos, no sólo para los cristianos, seguirán siendo un mascarón de proa de la lucha por la paz y la justicia".

  Es la cuarta vez que la Iglesia Evangélica concede esta medalla, con la que espera seguir distinguiendo hasta el año del Jubileo de la Reforma protestante, en 2017, a personas que se hayan destacado por su compromiso con el protestantismo.

REFORMA Y CULTURA

También en Eisenach, donde Lutero tradujo la Biblia al alemán  y lugar de nacimiento del compositor alemán Johann Sebastian Bach, la Iglesia Evangélica inauguró de cara al Jubileo de 2017 el año temático 2012 "Reforma y música", con el que se quiere destacar el legado histórico-cultural de la Reforma.

  En tanto, cerca de 25.000 personas visitaron ayer Wittenberg (este de Alemania), en la puerta de cuya iglesia Lutero clavó el 31 de octubre de 1517 sus 95 tesis,  en las que cuestionaba abiertamente la venta de indulgencias por parte de la Iglesia Católica.

  Diversos servicios religiosos y conciertos, además de un espectáculo histórico en el casco antiguo de la ciudad marcaron la jornada festiva de ayer, caracterizada por "una actividad maravillosa", según el presidente de la asociación Wittenberg Cultura, Johannes Winkelmann.

Fuentes: Efe

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Dia da Reforma Protestante é Comemorado com Lançamento de Selo

 

Por Jussara Teixeira|Correspondente do The Christian Post

A Igreja Evangélica Luterana do Brasil (IELB) e a Igreja Evangélica de Confissão Luterana no Brasil (IECLB) promoveram, em Porto Alegre(RS), a celebração dos 500 Anos da Reforma Protestante.

O calendário de festividades teve início em 18 de outubro eencerrou-se hoje, quando é comemorado em todo o mundo o Dia da Reforma Protestante. Um selo comemorativo foi lançado em comemoração aos 500 anos da Reforma, iniciada por Martinho Lutero.

O selo tem as cores de fundo em azul escuro, simbolizando serenidade, racionalidade, fé e esperança e laranja, que representa movimento, comunicação e expansão. As cores traduzem graficamente a contribuição luterana à igreja no mundo.

A ruptura que a Reforma produziu no pensamento teológico, social e cultural está também representada nas cores. A figura da Rosa de Lutero também está presente no selo, e representa a morte de Cristo na cruz, idéia central do Cristianismo e que figura a redenção do homem realizada por Deus. A morte de Cristo, de acordo com as teses luteranas, proporcionam ao homem alegria, paz e esperança numa dimensão eterna.

Martinho Lutero é considerado a figura central da Reforma Protestante. Ele confrontou em pleno século XVI, a idéia de que o perdão pelo pecado poderia ser comprado por meio da venda de indulgências.

Lutero escreveu as 95 teses, em que ensinava que a salvação não se obtém apenas com boas ações, mas é um livre presente de Deus, recebida apenas pela graça através da féem Jesus. Além disso, Jesus é o único que poderia, se houver um arrependimento genuíno, perdoar os pecados do homem.

Ensinando que a Bíblia é a única fonte de conhecimento revelada por Deus, Lutero, que era sacerdote agostiniano e professor de teologia na Alemanha, desafiou a autoridade papal da Igreja Católica Romana. Ele foi contrário também ao sacerdotalismo, por considerar todos os Cristãos batizados como um sacerdócio santo. Aqueles que se identificavam com os ensinamentos de Lutero eram chamados luteranos.

Lutero fez uma tradução em outros idiomas que não o latim, única língua em que eram encontradas as Sagradas Escrituras na época. Isso ampliou sua acessibilidade, causando um impacto gigantesco na Igreja e na cultura cristã mundial.

As igreja luteranas no Brasil planejaram uma programação para os próximos seis anos, com seminários voltados a temas da Reforma. Foi criada também a Praça de Lutero, em Porto Alegre, bem como a publicação de uma revista sobre o tema.