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Reliquias de Juan Pablo II en México

Carlos Martínez García

 

Reliquias de Juan Pablo II en México

Juan Pablo II regresa a México. Por lo menos mediante algunos objetos que ya son venerados por sus fervientes seguidores.

14 DE AGOSTO DE 2011

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) anunció que reliquias del beato Juan Pablo II arribarán el 17 de agosto a la ciudad de México , van ser exhibidas por varios días en la urbe y a partir del 25 del mencionado mes, las pertenencias de quien fuera Papa van a ser llevadas en “una peregrinación que se extenderá por cuatro meses a través del país” (nota de Carolina Gómez Mena, La Jornada , 6/VIII).
Reliquia es la parte del cuerpo de un santo, y/o aquello que, por haber tocado ese cuerpo, es digno de veneración , nos dice el Diccionario de la lengua española . Sobre todo en la Edad Media el incremento de la veneración a las reliquias alcanzó niveles delirantes.  Así se rendía culto al instrumento con el que se efectuó la circuncisión al bebé Jesús, espinas de su corona, gotas de la leche de María, astillas de la cruz en la que fue crucificado, restos de su cordón umbilical, la cola del burro en que entró montado a Jerusalén, el mantel que cubrió la mesa de la última cena que tuvo con sus discípulos y la copa de la que bebieron vino, sus sandalias y hasta sus pañales.
De esos, y otros objetos insólitos, sus poseedores nunca explicaron convincentemente la procedencia. Simplemente afirmaron que eran verdaderos y la veneración popular hizo el resto para convertirlos en centro de adoración. Pero no nada más objetos vinculados a Jesús recibieron ese trato, sino que otros que tuvieron contacto con santos y santas de la Iglesia católica fueron exaltados a la categoría de milagrosos.
La novela de Noah Gordon, El último judío , que tiene como marco la expulsión de los judíos de España y el férreo control ejercido por la Inquisición, inicia con un asesinato que el sacerdote Sebastián encarga aclarar al médico Bernardo Espina. La persona privada de la vida con gran violencia es un joven de quince años, Meir Toledano, hijo de “uno de los mejores plateros de toda Castilla”. El padre del muchacho había recibido el encargo, por parte del prior, de fabricar un “relicario de plata y oro repujados” para guardar en él una reliquia muy valiosa: un fragmento de fémur, perteneciente a santa Ana, la madre de la virgen María. El médico, sorprendido expresa que no puede ser posible, a lo que el sacerdote le revira: “Sí, lo es, hijo mío. Certificado por aquellos que tratan de estos asuntos en Roma y enviado a nosotros por Su Eminencia el cardenal Rodrigo Lancol”. Gordon recrea con maestría las supersticiones predominantes en España bajo el reinado de Fernando e Isabel, entre ellas, la posesión de reliquias cuyo extraordinario valor descansaba en supuestos vínculos directos con Jesucristo.
Reyes y príncipes medievales pugnaban por hacerse del mayor número de reliquias que les fuera posible. Sobre todo de objetos considerados sublimes, envidia de quienes no los tenían entre su inventario de propiedades sagradas. Al amparo de las reliquias contingentes militares se lanzaron a la guerra, ya fuese para protegerlas de los infieles o para recuperar tesoros preciados como el llamado Santo Sepulcro.
Federico el Sabio, príncipe elector de Sajonia, y protector de Martín Lutero contra Roma, era conocido por contar con infinidad de reliquias. La veneración de ellas recibía un trato especial el primero de noviembre de cada año, el Día de todos los Santos, en la capilla del castillo de Wittenberg. Se oficiaban misas extraordinarias y el pueblo desfilaba para ver los relicarios que contenían las piezas orgullo de Federico.
Precisamente en la puerta de la capilla del castillo de Wittenberg fue donde, el 31 de octubre de 1517, Lutero clavó sus 95 Tesis  contra las indulgencias. Las críticas y propuestas del monje agustino desatarían un movimiento que sacudió a la Iglesia católica. Por razones más políticas que religiosas, el príncipe elector de Sajonia evadió sagazmente entregar a Lutero en manos de sus perseguidores romanos.
De regreso a las reliquias viajeras de Juan Pablo II , nos enteramos mediante la información dada por Carlos Aguiar Retes, presidente de la CEM, y Víctor René Rodríguez Gómez, secretario general del mismo organismo, que los objetos en procesión durante cuatro meses son catalogados como de primer grado y “consisten en una cápsula que contiene sangre del beato, la cual se expondrá a la veneración pública acompañada de una figura de cera del pontífice fallecido en 2005, la cual estará revestida con los distintivos pontificios”. También llamaron a que se haga de “este acontecimiento [la peregrinación de las reliquias) una gran oportunidad para profundizar el legado que dejó Juan Pablo II”.
Sin duda que la popularidad de Juan Pablo II entre gran parte del pueblo mexicano augura un buen éxito al periplo de sus vestigios. Frente a quien le sucedió en el cargo papal, Joseph Ratzinger, el actual Benedicto XVI, el pontífice de origen polaco lo supera ampliamente en el imaginario de los católicos mexicanos. Karol Wojtyla supo aprovechar muy bien a su favor las posibilidades que le dieron los mass media  para difundir su persona y mensaje. Por su parte Benedicto XVI no ha sabido cómo levantar los ánimos de la grey católica como lo hacía su predecesor.
Juan Pablo II visitó México en cinco ocasiones. En cada una de ellas los medios periodísticos, particularmente los televisivos y radiofónicos, realizaron costosas producciones al estilo de los más deslumbrantes shows musicales. Las giras mexicanas tuvieron abundantes patrocinadores, y se llegó a situaciones donde la mercadotecnia sin rubor alguno lanzó productos con la imagen del obispo de Roma como aquellas frituras llamadas “Las papas del Papa”. ¿Podremos considerar a una de esas bolsas que algún feligrés guarda celosamente como una reliquia?
En los veintisiete años de su papado Juan Pablo II tuvo como uno de sus principales intereses a Latinoamérica, dados los millones de personas que se reconocían como católicos. En ese contexto, México tuvo un lugar privilegiado en los constantes periplos del también llamado Papa viajero. Las multitudes que seguían los eventos encabezados por Juan Pablo II llevaron al optimismo a la jerarquía católica mexicana. Vislumbraban en tanto entusiasmo popular un renacimiento del catolicismo.
Lo cierto es que durante el largo periodo de Juan Pablo II las preferencias religiosas de la población del país se diversificaron. Los últimos cuatro censo generales muestran fehacientemente el descenso porcentual constante del catolicismo en México. Las cinco visitas del personaje no pudieron evitar el descenso de la institución encabezad por él. ¿Será que la peregrinación de sus reliquias sí hará el milagro?

Autores: Carlos Martínez García

©Protestante Digital 2011

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¿Ateos de qué Dios? La apología del ateísmo, a debate

 

 ¿Ateos de qué Dios?  La apología del ateísmo, a debate

Teólogos y filósofos, creyentes y ateos, comparten en una revista sus inquietudes por el auge del ateísmo más combativo.

23 de junio de 2011, ESPAÑA

Desde que comenzó el siglo XXI y, sobre todo, a partir del 11-S, se ha formado una tendencia creciente entre ateos que han pasado del anterior “pasotismo” del fenómeno religioso a la confrontación más fuerte.  La revista teológica Concilium dedicó recientemente un monográfico a este tema de actualidad  que permea la sociedad actual en muchos niveles.
Bajo el título  “¿Ateos de qué Dios?”, se presentan las convicciones que creyentes y ateos manifiestan.  La revista descubre que, aunque todavía hay prejuicios y malentendidos, hay más puntos de contacto de lo que se creía. Los editores del número han sido contrastados intelectuales, Solange Lefebvre (directora del Centro de Estudios de las Religiones de la Universidad de Montreal), Andrés Torres Queiruga (profesor de Filosofía de la Religión de la Universidad de Santiago) y Maria Clara Bingemer (profesora de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro).
La serie de artículos destaca cómo ha renacido la “propaganda atea” en el siglo XXI , algo que parecía enterrado tras la caída de la URSS. Sin embargo, el “nuevo ateísmo” surge desvinculándose de relaciones políticas para aferrarse a la ciencia. Así, se reconocen cuatro figuras editoriales fundamentales: Richard Dawkins, Sam Harris, Daniel Dennett y Christopher Hitchens , a los que podría agregarse Stephen Hawking . La crítica atea a las religiones se ha convertido en un gran negocio que mueve millones en todo el mundo.
Incluso en internet es muy seguido el blog “Ateísmo para cristianos” que no pretende convencer sino presentar los argumentos ateos para que los creyentes los conozcan. Y lo mismo se puede decir de los grupos “escépticos” y racionalistas que impulsan el pensamiento racional siguiendo a Mario Bunge.
Estos autores –junto con otros- están librando una batalla contra lo que ellos entienden como la intolerancia, la ignorancia religiosa, el mito, la superstición y diversas formas de adoctrinamiento, mostrando que sólo visiones y comprensiones del universo de corte naturalista, irreligioso y ateo sirven para el avance de la sociedad.
A ello se agrega que el año 2009, con ocasión del bicentenario del nacimiento de Charles Darwin (1809-1882) tuvo lugar una gran cantidad de conmemoraciones que  en algunos casos se centraron en las funestas consecuencias de las religiones sobre la humanidad y la naturaleza.
Sin embargo, no todo es ataque a la religión. Hay pensadores ateos que reflexionan honestamente acerca de un ateísmo que puede vivirse y experimentarse como un tipo de espiritualidad , sin asumir una confrontación con los creyentes. André Comte-Sponville, un filósofo francés que se declara ateo, escribe un artículo en el que explica su postura, receptiva ante ciertos valores religiosos.
EL DEBATE CIENCIA-FE
Concilium ¿Ateos de qué Dios?

  Muchas de las objeciones a la existencia de Dios proceden de ámbitos científicos. El evangélico Alister E. McGrath, un ex ateo que estudió inicialmente Ciencias Naturales en la Universidad de Oxford y, a continuación, Teología Cristiana, de la que fue profesor, titula su aportación en la revista como “Los ateísmos de superventas. El nuevo cientificismo”. Para los nuevos ateos, el cristianismo representa un anticuado modo de explicar las cosas que pueden descartarse en la época científica moderna.

En una de las afirmaciones maravillosamente gratuitas que forma parte de su oposición contra la religión, Christopher Hitchens nos dice que, desde la invención del telescopio y del microscopio, la religión “ya no ofrece ninguna explicación de nada importante”.
El artículo finaliza con esta frase:  “Tal vez, una de las lecciones más importantes que debemos aprender del “nuevo ateísmo” es la importancia de que los científicos que están comprometidos religiosamente puedan y quieran defender y, sobre todo, explicar su fe a sus propios colegas” .
¿TEOLOGÍA IRRELEVANTE?
Por su parte, Philip Clayton, doctor en Filosofía y en Teología en la Universidad de Yale y profesor de la cátedra Ingraham en la Claremont School of Theology, se pregunta: “¿Por qué debe evolucionar el teísmo en la Era de la Ciencia?”.
Una de las consecuencias de su trabajo es el descubrimiento de un consenso general en las universidades, donde mayoritariamente se considera que los teólogos trabajan con creencias que tienen poco interés para el mundo contemporáneo ; conciben a Dios tan distante de esta era científica como irrelevante para las inquietudes contemporáneas.
Cuando los teólogos se defienden ante este juicio, suelen hacerlo de uno de estos dos modos: en ocasiones, apelan a la invencible autoridad de sus escrituras sagradas o sus credos. Probablemente, quienes están fuera de los círculos cristianos no disputen el derecho que tienen los teólogos a realizar esta apelación, pero no le conceden apenas relevancia en la cultura contemporánea.
Por otra parte los creyentes y los teólogos pueden apelar a sus experiencias subjetivas para dar garantías a lo que dicen sobre Dios. De nuevo, la gran comunidad intelectual está dispuesta a tolerar estas apelaciones como experiencias subjetivas, pero está menos dispuesta a admitir que sean indicadores de verdad o que deben ser adoptadas como algo normativo para los demás.
El resultado evidente ha sido una notable “guetización” de la teología. Sus preocupaciones parecen cada vez más irrelevantes a la sociedad y a sus más urgentes desafíos.  Incluso muchos que aún se mantienen en la órbita de la iglesia, han comenzado a desarrollar una actitud similar sobre su propia tradición religiosa.
Así pues, aún cuando usen un lenguaje bíblico y de la fe y puedan haber tenido experiencias espirituales que suenan a cristianas, no opinan que ese lenguaje se oponga a la visión secularizada del mundo que han asumido por su educación, sus colegas y sus lecturas. Todo un signo realmente grave de que la teología cristiana se ha hecho irrelevante incluso para los cristianos.
“La iglesia como tal puede aún sobrevivir. Pero a menos que permitamos que nuestros conceptos de Dios evolucionen, de modo que afronten esta crisis de relevancia y hablen con más fuerza al mundo contemporáneo, la influencia de la Iglesia sólo puede ir mermando cada vez más”, concluye tajante Clayton.

Fuentes: tendencias21

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