Secta ´Defensores de Cristo´
Ignacio González de Arriba lidera la secta “Defensores de Cristo”, la cual es investigada por la Procuraduría General de la República; él y 24 seguidores han quedado detenidos.
31 DE ENERO DE 2013, NUEVO LAREDO, MÉXICO
Un español que dice ser Jesucristo ha sido detenido en Nuevo Laredo, México, junto a 24 de sus seguidores. Se trata de Ignacio González de Arriba, quien dirige una secta bautizada “Defensores de Cristo”.
La organización está siendo investigada por la Procuraduría General de la República y en el marco de este proceso se produjo el arresto en una casa que la secta ocupaba a la altura del Kilómetro 14 de la Carretera Nacional. En el lugar se encontraban cinco menores de edad que fueron derivados a una institución del estatal.
El español ha conducido a su grupo a varias partes del norte del territorio mexicano, como Torreón y Saltillo, Coahuila, y en los años más recientes a Nuevo Laredo.
HABLAN LOS DESERTORES
Desertores de la secta han declarado que Ignacio González promete a sus seguidores enseñarles cómo lograr éxito en la vida, realizar milagros, curar enfermedades y alejar el dolor. Como consecuencia, muchas de estas personas terminaron sin dinero, sin familia y destruidas psicológicamente.
El líder había sido denunciado ante las autoridades en varias oportunidades, pero esta es la primera vez que se procede contra él.
Una de las mujeres que abandonó la organización dijo que había quedado ligada a la misma cuando en diciembre de 2008 buscó ayuda para superar la muerte de su hijo de meses. En ese momento ella tenía 28 años. Un amigo le habló de la existencia del Centro de Bioprogramación en Torreón, Coahuila, donde se ofrecían cursos para enseñar técnicas que permitieran “evitar el dolor físico, mejorar la autoestima, las relaciones familiares, desarrollar habilidades de comunicación”, según publicidad que Ignacio González pagaba en los medios de comunicación.
Decidida a mejorar su vida, esta mujer pagó 2 mil 500 pesos (145 euros) por el primer curso y continuó pagando y asistiendo a más diplomados del centro. “Desafortunadamente, me gustó lo que escuché la primera vez”, dice.
BIOPROGRAMACIÓN
En los cursos de ‘bioprogramación’ el líder elegía a las personas que después pasaban a formar parte de “Defensores de Cristo”. Según declaraciones de la joven madre, a los “elegidos”, a los “puros de corazón”, se les prometía enseñarles los preceptos para el “doctorado en metafísica teológica”.
Algunos de estos preceptos eran: cómo hacer viajes astrales, cómo curar el cáncer, usar “la energía piramidal para hacer milagros”, la hipnosis, cómo hacer exorcismos, evangelizar por internet, “aliviar” a los familiares de un fallecido, cómo “hacer el milagro de la prosperidad y bendición de negocios”.
Ser un “elegido” no era una excusa para no pagar los 180 mil pesos (10.400 euros) fijados para el doctorado. Para poder pagar esa cantidad, algunos miembros de la organización trabajaron en el Centro mismo. Esto facilitó que conocieran la forma de operar de Ignacio González y sus colaboradores, el venezolano José Losanger Arenas Segovia y el boliviano Guillermo Rodrigo Bell.
Según declaraciones de algunos ex adeptos, Ignacio tiene dos esposas: una ciudadana brasileña y una mexicana. Su grupo está compuesto por alrededor de 20 personas, entre quienes están los llamados ´apóstoles´.
SEXO, ENERGÍA Y MAGIA
Otro dato revelado por algunos desertores es que para ser parte de la agrupación los discípulos debían debía tener relaciones sexuales con los apóstoles y sus esposas. Para ser parte del círculo más cercano a González tenían que buscar mujeres para que tuvieran sexo con él, porque “para ellos el sexo era obtener energía, ganar vida y llevar magia para el maestro”.
Al compartir su historia, una joven reconoció que es difícil creer que una persona esté dispuesta a quedarse sin dinero, a vender un riñón —como asegura que lo hizo uno de los seguidores—, a olvidarse de su familia y de ella misma por un hombre que se presenta como líder, como el maestro o el gurú.
“La verdad no te das cuenta de lo que haces. Es tanto el daño psicológico, el control que logran en ti que te vas sometiendo”, dijo.
En septiembre de 2010, ella tuvo un accidente automovilístico que la dejó en cama varios días. “Eso me salvó. La gente del grupo no me habló, nunca se preocupó por mi estado de salud. Yo no tenía dinero ni comida ni nada. Ahí me di cuenta de que yo no les importaba, que sólo me utilizaron cuando les era útil”.
SOMETIMIENTO PSICOLÓGICO
El investigador Bernardo Barranco, especialista en temas religiosos, dice que la existencia de grupos como los Defensores de Cristo se da porque utilizan el fanatismo, el adoctrinamiento y sometimiento psicológico.Asegura que sus seguidores pierden toda la racionalidad en pos de concretar sus fines económicos y de poder. También, apunta, pueden existir porque hay grandes vacíos y omisiones de autoridades.
“Necesitamos autoridades más proactivas, que no esperen que haya escándalos de abusos religiosos para actuar”, advierte.
RED DE APOYO
Para la joven madre que logró escapar no ha sido fácil retomar su vida. Ella se encontró con la Red de Apoyo a las Víctimas de Sectas (Ravics), organización que ya denunció ante la PGR a González de Arriba, a Losanger Arenas, Bell y a Tito Mernissi, por los delitos de asociación ilícita, defraudación, inducción a la prostitución, tráfico de mujeres y de órganos, ejercicio ilegal de la medicina y reducción a la servidumbre.
Héctor Navarro, abogado de Ravics, dice que su organización recibe cada vez más denuncias de personas que son enganchadas a través de páginas de internet o de cursos “que prometen éxito monetario y sanación inmediata”.Además de los Defensores de Cristo, Ravics también acusa a Nueva Acrópolis de captar a jóvenes a través de cursos para después integrarlos a una agrupación que utiliza símbolos nazis.
Internet es una de los medios de difusión que más utiliza la organización que dirige Ignacio González. Sus cursos, “sanaciones” y su defensa de que él es Cristo se puede encontrar en blogs o páginas que hablan de los Defensores de Cristo y Centro de Bioprogramación.
Ignacio González de Arriba era conocido en Gijón antes de marcharse a México. Se publicitaba como "sacerdote cristiano" y maestro samurai y de la "bioprogramación". Dejó tras sí una estela de quejas y denuncias que le llevaron a abandonar el país. En España abandonó sus negocios inmobiliarios con numerosas deudas y con una investigación de Hacienda.
Editado por: Protestante Digital 2013