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Islamistas amenazan de muerte a cristianos si no se marchan

Crisis en Egipto

Islamistas amenazan de muerte a cristianos si no se marchan

Una iglesia evangélica en Minia, ardiendo tras un ataque el pasado miércoles. / Twitter
La minoría cristiana asistió al saqueo y destrucción de unos 40 templos, al que no quisieron responder para salvar sus vidas. Desde entonces reciben amenazas de muerte en sus casas y negocios.

19 DE AGOSTO DE 2013, EGIPTO

Según infoma la agencia CSW, cristianos que viven en Minia, Beni Suef, Fayoum y Assiut están recibiendo amenazas específicas por parte de islamistas para que se marchen si no quieren ser atacados en los próximos días. En Minia, las casas y los negocios de cristianos han sido marcados con una X negra, como aviso definitivo de que están entre los objetivos a destruir.

Unos cincuenta templos, así como varias sedes de ministerios, orfanatos o escuelas cristianas, sufrieron graves deterioros en los tensos últimos días en Egipto, donde la ira islamista se empleó con furia contra sus compatriotas cristianos.

El conflicto político en Egipto tiene una fuerte carga religiosa. Los Hermanos Musulmanes, que ganaron las elecciones por un estrecho margen y fueron perdiendo el apoyo de parte de sus seguidores en los meses de gobierno, acusaron de incitar el golpe de Estado a la minoría cristiana. Aunque sólo representan un 10 por ciento de la población egipcia, los islamistas respondieron a la represión de las fuerzas de seguridad con violencia hacia los cristianos.

PASIVOS PARA PROTEGER SUS VIDAS
El caos desatado el pasado miércoles tuvo consecuencias inmediatas para los cristianos, que asistieron a la destrucción y al saqueo de los templos sin mostrar oposición. Según un líder de la iglesia copta, se aconsejó a los cristianos que no intentasen defender las propiedades de los grupos armados y violentos que se desplegaron en varias ciudades del país.

Los coptos, tanto en su facción ortodoxa como católica, manifestaron su apoyo al gobierno transitorio y a las fuerzas de seguridad. Según su visión, la lucha es la “de Egipto” contra grupos “armados, violentos y terroristas”.

COPTOS: APOYO MANIFIESTO A FUERZAS DE SEGURIDAD
La iglesia Católica Copta rechazó específicamente la intromisión de naciones extranjeras en el conflicto y mostró su apoyo a la policía y a las fuerzas armadas. El patriarca católico copto de Alejandría y presidente de la Asamblea de los patriacas y de los obispos de Egipto indica que “con sufrimiento pero también con esperanza, la Iglesia católica en Egipto está siguiendo lo que el país está sufriendo: ataques terroristas, asesinatos, incendios a las iglesias, colegios e instituciones públicas”.

Y precisa que “movidos por el amor por nuestro país y en signo de solidaridad con todos aquellos que aman a Egipto, sean cristianos o musulmanes, queremos según nuestras posibilidades comunicar con las numerosas organizaciones del mundo para aclarar la verdad de los hechos”.

Desde este frente cristiano se está denunciando a los medios de comunicación internacionales por “difundir mentiras y falsificar la verdad con la finalidad de desviar la opinión pública mundial”, aunque también agradecen a aquellos medios “egipcios y extranjeros que transmiten las noticias y los hechos con objetividad y honestidad”.

Agradecieron también a “todos nuestros compatriotas musulmanes respetables que estuvieron cerca de nosotros, según sus posibilidades, para defender nuestras iglesias e instituciones”. Y terminaban el comunicado enfatizando que Egipto “no enfrenta un conflicto político entre facciones, sino una lucha de todos los egipcios contra el terrorismo”.

CRÍTICAS A MEDIOS DE COMUNICACIÓN
La iglesia Ortodoxa Copta de Egipto se manifestó de forma similar, preocupados por la cobertura del conflicto en el exterior. “Condenamos enérgicamente la cobertura mediática engañosa en los países occidentales, y hacemos un llamado a los representantes de medios de comunicación para ver con objetividad la realidad de los acontecimientos, y abstenerse de proporcionar una cobertura internacional o política a los grupos sanguinarios terroristas”.

“Tenemos confianza en la ayuda de Dios, para que podamos superar un capítulo tan difícil de nuestra historia”, decía el comunicado.

El enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y los Hermanos Musulmanes se ha cobrado cerca de 800 víctimas en estos cinco días. El último enfrentamiento en Sinaí dejó como víctimas mortales a 24 policías.

Fuentes: AP, CSW, Huffington Post, Protestante Digital

Editado por: Protestante Digital

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Corea del Norte, el país que odia la libertad y los cristianos

Una tiranía brutal

Corea del Norte, el país que odia la libertad y los cristianos

Edificación de entrada al campo 22 detectada por el activista Joshua Stanton. / freekorea.us.jpg
El país que ha entrado en guerra oficial con EE.UU. y Corea del Sur es un régimen totalitario, comparable en sus métodos al nazismo de Hitler.

30 DE MARZO DE 2013, SEÚL

En Corea del Norte el régimen dictatorial sigue siendo el número 1 mundial en persecución religiosa, y  es el único país del mundo en el que hay “persecución absoluta” a los cristianos, según el informe que hizo público este año Puertas Abiertas . Pero esta persecución no es sólo religiosa, sino que afecta a todos quienes no son adeptos al régimen, hasta extremos insospechados como han difundido recientemente activistas sociales.

“Responsabilidad colectiva”es el término que usan y denuncian los refugiados norcoreanos. Explica la política del régimen de Pyongyang de extender el delito de subversión a toda la familia del acusado e incluso a sus vecinos. El razonamiento es simple:el opositor ha contaminado ideológicamente a su entorno, cuyos miembros deben responder por no haber prevenido las grietas en el sistema de pensamiento único. Hasta tres generaciones de una misma familia -abuelos, padres e hijos-, cuando no los residentes de un bloque entero, son enviados juntos a prisión.

Por todo ello, en una decisión que no tiene precedentes, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDH) ha aprobado hace unos días una resolución histórica que establece  una Comisión de Investigación que examinará “las violaciones sistemáticas, generalizadas y graves de los derechos humanos” en Corea del Norte .

No ha sido fácil qye esto ocurra, a pesar de las evidencias. Varias agencias de Derechos Humanos y organizaciones cristianas, entre ellas la Christian Solidarity Worldwide, han llevado adelante una campaña durante dos años para convencer a la ONU de la necesidad de centrar la atención internacional en los crímenes perpetrados contra el pueblo de Corea del Norte por uno de los regímenes más brutales del mundo.

DENUNCIAS PARA OÍDOS SORDOS
Los exiliados norcoreanos llevan años describiendo la aplicación de la Responsabilidad colectiva,ejecuciones en grupo, abortos forzados de fetos que también se consideraban genéticamente contaminados, ensayos de armas químicas en presos o la existencia de campos de concentración con decenas de miles de presos políticos y religiosos. La reacción inicial al escucharlos suele ser la misma con la que se recibieron las primeras noticias sobre Auschwitz. “Debe haber un error. Exageran. Nadie sería capaz…”

No hay, sin embargo, contradicciones ni fisuras en los relatos. Sorprende en cambio la similitud y concreción de los detalles, a pesar de ser ofrecidos por personas que no se conocían entre ellas, procedían de partes diferentes de Corea del Norte y habían estado en diferentes prisiones. Entonces empiezas a pensar que es posible: que en pleno siglo XXI, el de la información y la tecnología, Pyongyang esté llevando a cabo una masiva limpieza ideológica y logrando, además, que pase desapercibida para el resto del mundo.

‘ZONAS DE CONTROL TOTAL’
Hace unas semanas se han hecho públicas fotografías por satélite que confirman y ofrecen nuevos detalles sobre los campamentos de concentración norcoreanos, conocidos como “Zonas de Control Total”La claridad de las imágenes ha permitido, junto a la información de funcionarios que trabajaron en ellos, identificar el lugar exacto donde se encuentran los centros, incluido uno situado en la norteña región de Hoeryong. Es el C-22, denunciado desde hace décadas y donde las organizaciones de Derechos Humanos calculan que podría haber encerradas hasta 50.000 personas.

Kwon Hyok trabajó como administrador en el C-22 antes de abandonar su puesto y cruzar la frontera, pidiendo asilo en Corea del Sur. Su voz es especialmente valiosa porque no viene del legítimo resentimiento de la víctima, sino del arrepentimiento del verdugo. Kwon asegura haber participado en pruebas que incluían el gaseado de presos para comprobar los efectos de las armas químicas del régimen. “No sentía nada”, ha confesado al describir la pasividad con la que vivió las ejecuciones. “Me habían convencido de que eran los enemigos del Estado y debía aplastarlos”.

La indiferencia con la que el mundo suele recibir declaraciones como las de Kwon, pruebas materiales como las últimas imágenes de Google Earth o los testimonios de los supervivientes demuestran la facilidad con la que se olvidan las lecciones del pasado, en el caso de que hubieran sido aprendidas. Toda esa evidencia indica que los norcoreanos están padeciendo purgas similares a las que vivió la Unión Soviética de Stalin o la China maoísta de la Revolución Cultural (1966-1976). Y todo, sin que ocupe apenas la atención en foros internacionales o medios de comunicación.

El silencio se explica en parte por el aislamiento del último Estado estalinista del mundo y las dificultades de acceso de la prensa. Pero hay otras razones: Corea del Norte mantiene intimidada a la comunidad internacional con sus armas nucleares, la creciente capacidad de sus misiles de largo alcance y un calculado comportamiento errático con el que envía el mensaje de que sus acciones son impredecibles. Es el matón del patio del colegio, al que todos rehúyen. La política de apaciguamiento de surcoreanos, japoneses, europeos y estadounidenses ha sido interpretada por Pyongyang como una señal de que nada de lo que haga tendrá consecuencias, empezando por el maltrato de su pueblo.

NACER Y MALVIVIR EN UN GULAG NORCOREANO
Los gulags norcoreanos fueron creados en los años 70 por el fundador de la patria y Presidente Eterno Kim Il-sung, ampliados por su hijo Kim Jong-il y mantenidos estos días por el tercero de la dinastía, Kim Jung-un. El joven Kim, de quien se cree que no ha cumplido los 30, en el poder desde hace un año, es la esperanza reformista de Occidente, a pesar de que mantiene invariable el sistema totalitario de sus antecesores.

El país sigue siendo una inmensa cárcel para sus 23 millones de habitantes. Altavoces repartidos en cada calle, plaza y edificio despiertan a la población con loas al líder. Todos los ciudadanos llevan un pin con la imagen de uno de los tres Kim. El gulag espera no solo a quienes critican al régimen, sino a los que no le muestran suficiente devoción. Corea del Norte es, de lejos, el lugar menos libre y políticamente más reprimido del mundo.
 Pero hasta los dirigentes norcoreanos saben que ni siquiera la propaganda o el aislamiento pueden garantizar la supervivencia de una dictadura. Todas, tarde o temprano, terminan cayendo. De ahí medidas como la Responsabilidad colectiva. La política del castigo general anula incluso a los disidentes que podrían mostrar mayor coraje, los que están dispuestos a pasar largas temporadas en la cárcel o a arriesgar la vida. Las consecuencias de sus actos serán pagadas por su pareja, sus hijos, sus padres e incluso amigos. Los brotes de rebeldía son así cortados de raíz, extendiendo un sistema de espionaje comunitario en el que todo el mundo espía a todo el mundo. Nadie se fía de nadie. Y la más mínima sospecha es denunciada, porque no hacerlo podría suponer el fin propio.

El resultado es que la mayor parte de las cerca de 200.000 personas que están encerradas en los campos norcoreanos, según fuentes de la disidencia, probablemente nunca se opusieron al régimen. Han sido condenas por si acaso. Algunos, como Shin Dong Hyuk, ni siquiera llegaron a entrar en el campamento. Nacieron en él como consecuencia de la política de Responsabilidad colectiva.

El padre de Shin fue condenado a cadena perpetua como responsable subsidiario de la huida del país de sus dos hermanos en 1965. Años de buen comportamiento le valieron un permiso especial para contraer matrimonio con una reclusa y Shin fue el resultado de esa relación. El joven pasó los 22 primeros años de su vida en el Campamento 14, situado en Kaechon, donde asistió a la ejecución de su madre y de uno de sus hermanos y vio como torturaban a su padre hasta dejarlo permanentemente lisiado.

Shin Dong Hyuk logró escapar a Corea del Sur en 2005. Las cicatrices de su paso por el Campamento 14 siguen siendo visibles: la amputación de un dedo por tirar accidentalmente una máquina de coser al suelo, quemaduras en la espalda por las torturas recibidas desde que tenía 13 años y las heridas que se produjo en las piernas al saltar la verja electrificada de la prisión durante su huida.

“Nunca me había planteado escapar porque no pensé que pudiera existir otra vida más allá. Un recluso empezó a contarme cómo era todo fuera y juntos decidimos intentarlo”, recuerda Shin, cuyo relato se recoge en su libro autobiográfico ‘Escapada al mundo exterior’. Para él, como para cientos de supervivientes de los campos de concentración norcoreanos, la pregunta es cuándo empezará el mundo a creer su historia.

Fuentes: ProtestanteDigital

Editado por: Protestante Digital 2013

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Malasia: una quema de Biblias en nombre de Alá

Persecución a cristianos

 

Malasia: una quema de Biblias en nombre de Alá

Líderes del grupo extremista Perkasa, que se opone a la distribución de Biblias en malayo.

Han amenazado con quemar Biblias en malayo en la plaza pública. El sultán de Selangor ha prohibido a los cristianos usar la palabra ‘Alá’ por considerarlo “exclusivo” para los musulmanes.

25 DE ENERO DE 2013, MALASIA

La fe cristiana en Malasia está sufriendo amenazas crecientes en los últimos años. El país, que garantiza en su constitución la libertad religiosa, ocupa sin embargo el lugar 42 en la lista de países que persiguen a los cristianos,  según la organización Puertas Abiertas.
Este pasado martes, un sacerdote cristiano de la ciudad de Butterworth recibió la amenaza de que para este fin de semana se realizaría una quema de Biblias pública en el parque de la ciudad.  Quienes amenazan quieren “borrar” todo rastro de la palabra Alá en las Biblias malayas, al considerarlo un término de único uso para los musulmanes.
Sea que la amenaza se materialice o no, ha tenido el efecto deseado de aumentar la desesperación de los cristianos de Malasia. Hace quince días el sultán del estado de Selangor prohibió a los cristianos usar la palabra ‘Alá’,  práctica que desafía convenciones en el país. El término árabe para Dios, en su uso en contextos religiosos y culturales – aún antes de la llegada del Islam – ha sido utilizado en las Biblias en lengua malaya desde hace más de 400 años.
La Federación Cristiana de Malasia, un organismo ecuménico que agrupa a los cristianos, denunció en un comunicado de prensa las amenazas de quema de Biblias como “aberrante”. El obispo Ng Moon Hing, presidente de la organización, que forma partr del Consejo de Iglesias de Malasia, la Comunidad Nacional Evangélica Cristiana y la Conferencia de Obispos Católicos de Malasia, dijo: “Hacemos un llamado a aquellos que desean fomentar el odio por motivos políticos a detenerse, y que desistan de realizar un acto tan vil. Espero que el sentido común prevalezca”.
La amenaza de quemar las Biblias se hizo por primera vez la semana pasada por un extremista de un grupo malayo musulmán llamado Perkasa, que tiene vínculos con el gobernante partido Organización Nacional de Malayos Unidos (UMNO).
LA PALABRA PROHIBIDA
En el origen el conflicto está  la opinión desde ciertos grupos extremistas islámicos de que el uso de la palabra ‘Alá’ debería ser “exclusivo” para los de su fe, porque si los cristianos también lo usan puede provocar confusión. La polémica surgió por primera vez en 2009, cuando el Herald, un periódico católico semanal de Malasia con una tirada de 14.000 ejemplares, puso una demanda legal contra el Gobierno, denunciando que había recibido la orden de dejar de usar la palabra ‘Alá’ o se arriesgaba a perder su licencia de publicación.
En diciembre de 2009 el Tribunal Supremo dictaminó que el nombre de Dios no se podía limitar en su uso para los musulmanes, y que la iglesia católica tenía el derecho de publicar esta palabra en la sección en malayo de su semanario. El grupo extremista Perkasa se formó a raíz de este dictamen, organizando diversas protestas en todo el país.
El veredicto provocó un estallido de violencia contra los cristianos, que durante 2010 sufrieron ataques en sus templos y escuelas.  El primer ministro Najib Abdul Razak visitó los sitios afectados y ofreció financiamiento del gobierno para reparar los daño. El Gobierno, sin embargo, apeló contra la sentencia del Tribunal Superior de apaciguar a los malayos. El caso está pendiente en la Corte de Apelaciones.
La persecución se ha intensificado en los años siguientes, cuando  el Gobierno confiscó Biblias en el idioma malayo en los Estados del este de Malasia de Sabah y Sarawak. El Gobierno finalmente cedió a la presión y las devolvió en 2011, pero sólo para su uso en esos dos Estados donde la población indígena es mayoritariamente cristiana.
La restricción a la construcción de iglesias, la presión que ejercen los musulmanes para boicotear las festividades religiosas de los cristianos, y los cargos de apostasía dirigidos contra los musulmanes se convierten al cristianismo, son otras formas comunes de intimidación política y religiosa en el país.
EL SULTÁN, CONTRA LA CONSTITUCIÓN
El edicto del sultán fue el primer revés para la comunidad cristiana en 2013. El Dr. K. J. John, Director de un Instituto de Investigación en Kuala Lumpur, un centro cristiano no gubernamental, dijo que el sultán de Selangor, Sharafuddin, no tenía autoridad legal para prohibir a los no musulmanes el uso de palabras o frases. “No es más que la cabeza del Islam en su Estado. Por lo tanto, los derechos de los demás a utilizar Alá permanecen. Incluso el Ministerio del Interior tiene el poder de controlar la distribución de libros y Biblias, pero no restringir el uso de las palabras”.
Annou Xavier, abogado, ha presentado una demanda contra el edicto en el Tribunal Superior. En ella insta al consejo religioso del estado de Selangor que impugne el decreto del Sultán, recordando que el Primer Ministro había acordado que los no musulmanes pueden importar, comprar, imprimir, publicar, distribuir, leer y usar la Biblia en cualquier idioma, incluyendo el idioma malayo.
Los observadores políticos creen que este tema se ha vuelto candente de nuevo ante la inminencia de las elecciones generales. El partido gobernante UMNO, que ha estado en el poder desde la independencia en 1957, se encuentra bajo la presión de una coalición política que comprende chinos socialdemócratas, islamistas y también grupos a favor de los derechos de los ciudadanos. Estos están desilusionados con el Gobierno a causa de la corrupción a gran escala y las violaciones flagrantes de la justicia.
Temeroso de perder su dominio sobre el poder en las próximas elecciones generales, algunos agitadores están tomando el tema ‘Alá’ para ganarse nuevamente a los malayos desencantados con el fallo UMNO.
Los cristianos malayos constituyen el 9,2 por ciento de una población de 28 millones. La amenaza de celebrar una ‘quema de Biblias’ va en contra del espíritu de un país multirracial y multirreligioso en que la Constitución Federal garantiza la libertad de religión.

Fuentes: World Watch Monitor

Editado por: Protestante Digital 2013