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El amor es nuestra arma: jóvenes de 132 iglesias en 35 naciones

 

El amor es nuestra arma: jóvenes de 132 iglesias en 35 naciones

Jóvenes cristianos realizan actos altruistas durante diez semanas, un programa que contagia a congregaciones de todo el mundo.

27 DE JULIO DE 2011, AUSTRALIA

Love is our weapon (El amor es nuestra arma)  es un movimiento que nació entre los jóvenes de la iglesia Mannahouse en Shoalhaven (Australia). La idea era hacer un programa para motivarse a hacer actos de bondad en su comunidad durante diez semanas . Este sencillo plan se está expandiendo por otras iglesias alrededor de todo el mundo y en menos de un año se ha realizado en 132 iglesias.
El sitio web loveisourweapon.com  es el cruce de caminos de todos los grupos juveniles que se están implicando en este movimiento. Un contador recoge los “actos de bondad” realizados, que ya superan los 14.000.
La campaña no contiene grandes secretos: se trata de que una iglesia, un grupo de jóvenes o hasta personas a título individual se unan a esta iniciativa que busca realizar actos de bondad que sean en beneficio directo del prójimo . Entre estos actos, se proponen diferentes iniciativas como recogida de alimentos, reparto de ropa, atención a los necesitados, oración o reparto de Biblias.
“Una iglesia registró 500 actos de amor en la primera semana, lo que trajo mucha fuerza y esperanza a través de la iglesia”, cuenta Benaía Halliday, pastor de jóvenes la Iglesia Manahouse, donde nació el movimiento.
Cada semana de la campaña se hace énfasis en un aspecto concreto.  Los temas incluyen acciones cristianas como “Amar al abandonado”, “Orar por tu gente”, o “Salvar un alma”.
Por ejemplo, las instrucciones para la tercera semana son las siguientes: “El acto de amor para esta semana es ¡Compartir es cuidar! En Mateo 10:8, Jesús dijo que “de gracia recibisteis, dad de gracia”. Esta semana debemos salir y mostrar el amor de Dios de forma práctica a los demás compartiendo lo que tienes con los que te rodean. Al compartir lo que tienes, se verá el amor de Jesús. Así que salid esta semana y sed generosos. Comprad algo a alguien en el comedor escolar, dale a tu madre algo de ayuda adicional lavando los platos, o dale a alguien un regalo. Sé creativo – depende de ti. Jesús dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir (Hechos 20:35)”.
IMPACTO CRECIENTE
Halliday dijo que se le ocurrió la idea de movilizar a los jóvenes de la iglesia para a llegar a su ciudad con actos concretos de amor. Hacia el final del período inicial de 10 semanas de plazo, el ministerio de jóvenes se había duplicado, y “miles de actos de amor se había hecho”, dijo.
“El amor es nuestra arma” se está realizando en 132 iglesias que representan a 12 diferentes denominaciones a través de 35 naciones, lo que incluye un total aproximado de 10.000 personas , explicó Halliday. “Estamos sorprendidos por cómo una idea tan simple se puede utilizar en forma eficiente”, dijo. “Nos encantaría escuchar los distintos testimonios de personas cada semana que han sido afectados por el amor de Cristo a través de esta campaña”.
“Nuestra intención es que comunidades enteras cambien por el amor de Jesús. Si esta campaña ayuda a una iglesia para hacerlo, sería fantástico”, dijo.
A las iglesias y grupos de jóvenes que se inscriben en la campaña se les envía un paquete de recursos, incluyendo el material de promoción, de devocionales y los estudios.  La iglesia Mannahouse se encuentra en la ciudad de Shoalhaven y forma parte de las Asambleas de Dios de Australia.

Fuentes: Christian Post

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«Hay cristianos fieles que viven con tendencias homosexuales»

MUY PERSONAL

Joel Forster

Entrevista Con Alex Tylee (II)

«Hay cristianos fieles que viven con tendencias homosexuales»

La autora responde a algunas cuestiones difíciles desde su propia experiencia personal.

17 de abril de 2011

Alex Tylee nos explicaba en la primera parte de esta entrevista  algunos de los retos que supone para una persona cristiana con tendencias homosexuales encontrar su espacio en la iglesia.  En las comunidades cristianas no es fácil, a veces, explicar una situación personal compleja sin recibir un cúmulo de opiniones que van desde el legalismo a las posturas más liberales.
Desde su aceptación total de la Biblia y el deseo de seguir a Dios , la autora de “Mi amig@ es homosexual”  (Publicaciones Andamio, 2010)* responde a cinco preguntas más en esta segunda parte de la entrevista.
Pregunta.- Pongamos por caso que tenemos un buen amigo que no es cristiano. Hemos tenido buenas conversaciones sobre la fe durante un tiempo, y esta persona está realmente interesada en saber más sobre Jesús. Pero cuando sale el tema de la sexualidad, no sabemos bien cómo afrontar el tema porque este amigo se considera homosexual. ¿Qué le dirías a esta persona que honestamente quiere conocer más sobre Jesús pero que no acepta la postura bíblica sobre la homosexualidad?
Respuesta.- Lo que siempre tiene que quedar claro por encima de todo es la Gracia. Lo bueno sería que en todas las conversaciones hasta este punto la Gracia haya tenido tanto protagonismo que ya sea implícito para esta persona que nadie, independientemente de su sexualidad u otros aspectos, está excluido por definición del Reino de Dios. Si es así, no debería ser difícil de comunicar que una persona no está excluida por su sexualidad.
Ahora bien, cuando nos metemos en aspectos más concretos, el vocabulario que utilicemos será clave (por ejemplo, decir que “la práctica homosexual está mal, no la tendencia homosexual en sí”). Además, la Biblia describe la Gracia en Romanos, un texto que nos ayuda a ver que los homosexuales no son los únicos, que todos pecaron y han sido destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3). También nos ayuda a devolver la conversación a lo central (la Gracia y Jesús), cuando la conversación deriva en temas secundarios.
P.- Hay muchos libros que hablan sobre la homosexualidad desde una perspectiva cristiana. ¿Qué aporta tu libro a este tema?
R.- Lo que es diferente en “Mi amig@ es homosexual” es que intenta formar directamente a los amigos de personas con tendencias homosexuales. Otros libros tratan muy bien los pasajes de la Biblia que hablan sobre el tema o dan respuestas a personas que luchan con su sexualidad. En mi caso concreto, mientras hablaba con otras personas sobre mis propias luchas, no encontraba nada adecuado que recomendar para gente que quería “ser un buen amigo”, fuera con creyentes o no creyentes.
Creo que la iglesia tiene una responsabilidad como conjunto de ser una familia contracultural que incluya a personas que no tienen familia propia, además de acercarse a los perdidos. La comunidad gay es uno de los campos de misión más descuidados en el mundo occidental. Oro que mi libro pueda ayudar a formar a cristianos a cumplir con su obligación con estas personas.
P.- ¿Qué te sugiere la palabra “sanidad”? ¿Es “ser sano” siempre algo directamente relacionado con el cambio de orientación sexual de una persona?
R.- Cuando se usa la palabra “sanidad” en el contexto de la homosexualidad y el Cristianismo, puede llevarnos a algunas polaridades y expectativas que no ayudan a bien. Puede llevarnos a pensar en blanco y negro, a pensar que sólo hay dos extremos: homosexuales practicantes u homosexuales cristianos que han sido sanados. En realidad, hay un espectro muy amplio entremedio que incluye a personas fieles a Dios que pese a ello siguen viviendo con inclinaciones sexuales hacia personas del mismo sexo (un grupo en el que yo misma estaría incluida).
Creo que la palabra “sanidad” se aplica mejor en un sentido más amplio que incluiría todos los cambios que esperamos ver en una vida en la que el Espíritu Santo está actuando. El Espíritu Santo “nos sana” a todos, en mayor o menor medida, en todo tipo de áreas mientras pasamos nuestra vida aquí. Algunos experimentan un cambio y sienten menos ira por ejemplo, otros lucharán con ello por el resto de sus vidas. Lo mismo se aplica a la envidia, la codicia, el orgullo, la lujuria o la orientiación sexual, a lo mejor. En mi propia vida, no he experimentado un cambio de orientación, pero estoy “sanada” (en el sentido de ser más como Jesús) en varias otras formas. El reto es vivir una vida de fidelidad, sea cual sea el nivel de “sanidad” que veamos en nuestras vidas.
P.- ¿Qué realidades te han ayudado a ti personalmente en tu vida, en el caminar hacia adelante en tu situación personal?
Una cosa que me cuesta especialmente es que a menudo me siento muy aislada por haber tomado las decisiones que he tomado en cuanto a mi sexualidad. Da la sensación que mires donde mires, hay personas en relaciones de pareja homosexuales, tanto dentro como fuera de la iglesia. Cuando me siento así [soledad] voy al Salmo 37 o la historia de Noé en Génesis. EL Salmo 37 me recuerda que el salmista vivió el mismo tipo de frustraciones que yo (aunque por motivos diferentes) y Génesis me da otro ejemplo de un cristiano que hizo algo que todos a su alrededor pensaban que era una locura, pero Noé finalmente fue recompensado por su obediencia.
Amistades cercanas me ayudan de forma muy práctica. Hago todo lo posible para pasar mucho tiempo con amigos cristianos que me den muchos abrazos, amor y apoyo.
R.- Y finalmente, ¿qué le dirías a alguien que está luchando con tendencias homosexuales?
R.- Le diría que no está solo o sola. Que lea Sofonías 3:17, ¡Dios se regocija por ti con cánticos! Que lea el salmo 139, ¡estás hecho de forma maravillosa! Que lea el Salmo 34, el Señor está cercano a los que tienen el corazón quebrado. A veces es difícil para alguien con atracción hacia personas del propio sexo que estas cosas son verdad para ellas mismas. Quiero insistir que realmente son verdad.
Por último, animaría a esta persona a leer el libro y que lo regale a todos sus amigos, así les ayudará a entender su situación y le podrán apoyar mejor.
* “Mi amig@ es homosexual”, de Alex Tylee, se puede conseguir poniéndose en contacto con Publicaciones Andamio: [email protected]  o en la web. También puede conseguir el libro en la página web de la editorial , o en su librería cristiana más próxima.

Autores: Joel Forster

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Las fiestas judías

César Vidal Manzanares

 

Las fiestas judías

El contexto religioso de los Evangelios (XI)
Acostumbrado a las definiciones dogmáticas que caracterizan a las religiones que conoce, más o menos superficialmente, el hombre de nuestro tiempo difícilmente puede hacerse una idea de la enorme flexibilidad doctrinal que caracterizaba al judaísmo que antecedió la época de Jesús y que existió, al menos, hasta la destrucción del Templo en el año 70 d. de C. Salvo la creencia en un Dios único que se había

10 de febrero de 2006

Hemos tratado ya las diferentes escuelas religiosas (o sectas) judías para examinar lo que tenían de distintivo y en qué medida se podían relacionar con el movimiento originado en Jesús de Nazaret. Así, tras haber comenzado por los escribas, fariseos y saduceos (que aparecen en las páginas del Nuevo Testamento) vimos a los esenios y la secta de Qumrán, para pasar luego a los zelotes.
Cuando uno concluye el examen de las sectas judías en la época de Jesús, no debería caer en el error de pensar que las mismas representaban a la mayoría de la población. De hecho, y si hemos de creer en el testimonio de las fuentes, las mismas no pasaban de ser minorías bien constituidas, cuyos miembros rara vez superaban algunos millares.
Igual que constituye un error de bulto identificar a los profesantes de una religión determinada con las opiniones de la escuela teológica de moda, no lo es menos el pensar que todos los judíos de la época de Jesús se hallaban encuadrados en algunos de los grupos someramente descritos en este capítulo. Si hemos de ser sinceros, tenemos que confesar que la inmensa mayoría quedaba fuera de los mismos. De mayor importancia incluso que las diferentes sectas que encontraban cabida en el seno del judaísmo del Segundo Templo fueron, sin duda, las instituciones religiosas.
LAS GRANDES INSTITUCIONES JUDÍAS
Sin duda las principales fueron el Templo de Jerusalén, el Sanhedrín y la sinagoga. Y (aunque no sea en sí una institución) trataremos por su valor e influencia en el pueblo judío el concepto de esperanza mesiánica.
Mientras que no todos los judíos pertenecían, como ya vimos, a una secta (posiblemente, lo contrario sería lo cierto), estas instituciones sí afectaban la vida de, prácticamente, todo Israel entendiendo como tal no sólo el que vivía en tierra palestina sino los más de dos tercios de sus hijos cuyo hogar material se encontraba fuera de la misma, en lo que, convencionalmente, recibía el nombre griego de "Diáspora" y los hebreos de "gola" y "galut".
Estas tres instituciones correrían una suerte diversa. El Templo, de importancia esencial en la época de Jesús, sería arrasado, como ya vimos, por las tropas romanas de Tito creando con ello un dilema espiritual a Israel. Desde el año 70 d. de C., y salvo un intento fallido del emperador Juliano el apóstata, no se ha pretendido ni realizado su reconstrucción.
El Sanhedrín, tal y como lo conoció Jesús, desaparecería momentáneamente tras la catástrofe del año 70 d. de C. Sólo la sinagoga permanecería para convertirse en foco no sólo de la vida religiosa sino también social de los judíos en los siglos siguientes.
Hemos incluido al final de este capítulo también un pequeño excursus sobre la esperanza mesiánica. La misma, obviamente, no era una institución pero casi tenía valor de tal entre los judíos. Con la excepción de los saduceos, puede decirse que todos creían en ella, aunque su creencia no era, ni lejanamente uniforme. A esta variedad, siquiera someramente, nos referiremos porque nos permitirá entender la visión concreta que del Mesías tuvieron Jesús y sus primeros discípulos.
EL TEMPLO Y LAS FIESTAS JUDÍAS
Seis eran las fiestas que los judíos celebraban de manera especial en la época de Jesús.
La primera del año era la de Purim (suertes) celebrada en torno a nuestro primero de marzo en conmemoración de la liberación de los judíos de manos de Hamán, según narra el libro bíblico de Esther. La segunda era la Pascua celebrada el 14 de Nisán (cerca de nuestro inicio de abril) en memoria de la liberación de los israelitas de la esclavitud de Egipto. Su importancia era tal que los romanos solían liberar un preso en esa fecha, de acuerdo a la voluntad del pueblo. A continuación de la Pascua, y en asociación con ella, tenía lugar laFiesta de los Panes sin levadura durante siete días.
En tercer lugar, los judíos celebraban la festividad de Pentecostés que tenía lugar cincuenta días después de Pascua, cerca del final de mayo. Se conmemoraba en ella la entrega de la Ley a Moisés, así como la siega del grano del que se ofrecían en el Templo dos de los llamados "panes de agua".
A continuación nos encontramos con el Día de la Expiación que, en realidad, consistía más en un ayuno que en una fiesta. Era el único día, como ya vimos, en que el Sumo sacerdote podía entrar en el Santísimo para ofrecer incienso y rociar la sangre de los sacrificios. Tras realizar estos actos, se soltaba un macho cabrío al desierto que llevaba, simbólicamente, la culpa de la nación, y se sacaban fuera de la ciudad los restos de los animales sacrificados en holocaustos. Durante el día se ayunaba y oraba de manera especialmente solemne.
Cinco días después tenía lugar la fiesta de los Tabernáculos o Cabañas, cercana a nuestro primero de octubre. Se conmemoraba con ella la protección de Dios sobre Israel mientras vagó por el desierto a la salida de Egipto y servía asimismo para dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas durante el año. Durante esta festividad, era costumbre que la gente viviera en cabañas improvisadas, y situadas a no más de una jornada de sábado de Jerusalén, en recuerdo de la experiencia pasada de Israel. Los dos actos religiosos principales eran el derramamiento de una libación de agua, realizada por un sacerdote usando una jarra de oro con agua del Estanque de Siloé, y la iluminación del Templo mediante cuatro enormes lámparas que se situaban en el patio de las mujeres.
Finalmente, nos encontramos con la Fiesta de la Dedicación (a mediados de nuestro diciembre, aproximadamente) que conmemoraba la restauración y rededicación del Templo realizada por Judas Macabeo. Durante esta fiesta era común leer los libros I y II de los Macabeos. Sólo comprendiendo la importancia del Templo podemos entender algunos de los datos que nos han llegado en el Nuevo Testamento y en otras fuentes. El primero es la aversión existente entre los judíos y los samaritanos. Estos, a los que no nos referiremos en esta obra por tener una importancia muy tangencial, pretendían ser seguidores de Moisés y consideraban el Pentateuco como revelación divina, con algunas variantes textuales. Esperaban a una especie de mesías conocido como "taheb", pero adoraban a Dios en otro santuario situado sobre el monte Gerizim.
Aquel estado de cosas era más que suficiente para indisponer entre si a ambos pueblos. Los judíos ni siquiera osaban pasar por Samaria en sus viajes a Jerusalén y los samaritanos no perdían ocasión, como pudimos ver en parte al estudiar el contexto histórico, para hostigarlos.
JESÚS Y EL TEMPLO
Mayor trascendencia aún tiene la actitud de Jesús y de sus discípulos hacia el Templo. Aunque tanto el uno como los otros participaron en sus actos principales, no dejaron de anunciar que los días del mismo estaban contados.
Tanto en Q como en los Cuatro Evangelios, Jesús anuncia que el Templo sería arrasado y es sabido que, una vez que tal hecho se produjo, los cristianos lo aprovecharon como argumento apologético contra los judíos.
No sólo eso. Si aceptamos como históricas las tradiciones contenidas en el Evangelio de Juan sobre las visitas de Jesús a Jerusalén podemos ver que éste tendió a presentarse como una alternativa sustitutoria de las festividades judías. No es de extrañar que en su proceso una de las acusaciones fuera la de amenazar con destruir el Templo, que constituía una tergiversación de sus enemigos, sin duda, pero con un poso referencial, y tampoco debería sorprendernos que el primer mártir cristiano, Esteban, fuera linchado bajo la misma acusación (Hechos 7).
Cuando se produjo la destrucción del Templo, si para el judaísmo significó una tremenda desolación además de un conjunto de problemas teológicos (vg: ¿cómo expiar los pecados si ya no existía donde?), para los primeros cristianos no fue sino una confirmación de su fe.
En el próximo artículo estudiaremos el Sanhedrín


Artículos anteriores de esta serie:



Los escribas


Los fariseos (1)


Los fariseos (2)


Los fariseos (3)


Los saduceos


Los esenios


Los zelotes


La secta de Qumran


Los `am-ha-aretz´

10 
Las instituciones judías y Jesús

Autores: César Vidal Manzanares

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