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Inmensa concentración histórica por una “libertad religiosa plena”

En Barcelona

 

Inmensa concentración histórica por una “libertad religiosa plena”

Las iglesias de Cataluña demuestran una unidad sin precedentes en un acto que reúne a más de 7.000 personas.

05 DE NOVIEMBRE DE 2011, Barcelona

Unidad, reivindicación y celebración. El 5 de noviembre será recordado por los evangélicos en Cataluña y de toda España como un momento histórico. Más de 7.000 personas según los organizadores (5.500 según los cálculos de la Guardia Urbana) se unieron para reivindicar de forma festiva una “libertad de culto plena”. Familias enteras venidas de decenas de localidades de toda Cataluña vivieron juntas una jornada que no sólo lanzó un mensaje a las autoridades sino que demostró también que a la fuerza de su cantidad se añade la unión en el pueblo protestante, más palpable que nunca.
El gran lema que presidía el escenario colocado en la Plaça dels Països Catalans, frente a la estación central de ferrocarriles de Sants, mostraba un lema claro: “ Por la libertad religiosa plena ”. Ésta fue la idea principal que hiló la jornada, una reivindicación que debería ser un derecho fundamental de cualquier ciudadano, “no sólo de los protestantes”, como explicaron varios representantes.
Barcelona se convirtió en el punto de encuentro al que llegaron autobuses venidos de toda Cataluña. Las comunidades evangélicas de algunas regiones incluso habían creado puntos de encuentro en sus ciudades para llegar conjuntamente a la concentración. Las iglesias de la provincia de Girona, por ejemplo, trajeron en una flota de autobuses a más de 600 personas.
AMBIENTE FESTIVO

Inmensa concentración histórica por una “libertad religiosa plena”

Las iglesias de Cataluña demuestran una unidad sin precedentes en un acto que reúne a más de 7.000 personas. (c) Joel Forster, Protestante Digital (se puede reproducir mencionando la fuente)

 

A las 5 de la tarde, hora de inicio, aún se veían llegar a decenas de personas de las salidas del Metro y del tren, mientras muchos empezaban a desplegar pancartas de todos los tamaños. Un equipo de voluntarios de la organización repartía en los accesos a la plaza las letras de las canciones que se iban a cantar e informaban continuamente a asistentes desorientados e incluso a curiosos que se acercaban a preguntar por el motivo de que se juntaran tantas personas.
Los mensajes de las pancartas seguían en su mayoría el lema oficial de la concentración y la palabra más repetida fue “Libertad”,  escrita en todo tipo de colores y estilos.
Cuando el grupo de música preparado para la ocasión empezó a entonar las primeras canciones, las miles de personas añadieron sus voces con seguridad, cantando alternativamente en catalán y en castellano. El ambiente fue festivo de principio a final, y en algunos momentos la concentración se convirtió en una gran celebración de alabanza a Dios, en pleno aire libre.
La llovizna estuvo presente durante todo el tiempo, pero poco parecía importar a los asistentes. La presentación del acto la hizo Jaume Torrado, miembro del plenario del Consell Evangèlic de Catalunya, que iría hilando todas las intervenciones.

Uno de las momentos más impactantes llegó cuando 35 representantes de todo tipo de denominaciones y entidades protestantes salieron al frente para apoyar la lectura del Manifiesto. Estaban presentes mujeres y hombres líderes de Uebe, Fieide, Asambleas de Hermanos, Asambleas de Dios, Filadelfia, Betania, Anglicanos, IERE, Iglesias de Dios, Cecmavi, Uebc, Cime, Biblia Abierta, Metodistas, y Buenas Noticias.  También representantes de la Iglesia adventista.
Se mostraba con ello una unidad histórica que nunca se había podido ver tan claramente en Cataluña . De un lado al otro del espectro protestante, la imagen de los representantes cantando “Somos el Pueblo de Dios” juntos tenía un alto valor simbólico. Reivindicaban así la disposición a trabajar juntos para exigir “libertad plena” a las autoridades.
La concentración venía impulsada por la “Plataforma por la Defensa de los Derechos del Pueblo Protestante” y contaba con el apoyo incondicional del Consell Evangèlic de Catalunya, de FEREDE y la Alianza Evangélica . En las semanas previas la concentración contó con la fuerza de la Asociación de Ministros Evangélicos de Cataluña, la Confraternidad de Pastores de Cataluña, el Comité Evangélico para la Inmigración de Cataluña, el programa televisivo “Nèixer de Nou” i el proyecto “Mi Esperanza”.  En conjunto, se dio una imagen muy completa de “toda la iglesia de Cataluña”, como se dijo repitió en varios momentos del acto.
“NO PEDIMOS QUE SE NOS REGALE NADA”

El manifiesto se leyó dos veces: una en catalán, por Cesca Planagumà  (presentadora del programa “Nèixer de Nou” en la televisión catalana), y otra en castellano, por Julio Pérez (locutor de Onda Paz). El texto empezaba destacando que los evangélicos “no pedimos que se nos regale nada,  sólo libertad religiosa plena”. Por ello se hacía “un llamado a la sociedad para la solidaridad” con las iglesias evangélicas.
En referencia al clima tenso al que se ha llegado en Cataluña con la Reforma de la Ley de Cultos y el cierre de de iglesias, el comunicado recordaba que “hay posibilidades de solucionar estas situaciones, si hay un deseo por hacerlo” por parte de las autoridades.
Se recordó que “la fe es un experiencia personal, pero no por ello privada ”, y que lo intentos de limitar la expresión pública de las minorías religiosas atenta directamente contra los Derechos Humanos. En la misma línea, el manifiesto denunció que “la Ley de 1980 nos hace a los protestantes ciudadanos de segunda clase”, una situación que pese a las promesas de cambio, aún no se ha resuelto.
El texto denunciaba también “la arbitrariedad” con la que a partir de ahora los Ayuntamientos podrían conceder o no permisos a los lugares de culto  y en este sentido se pidió “neutralidad a todas las administraciones”. Y terminaba recordando que “sin libertad religiosa, no hay libertad”.
“NO VAMOS CONTRA NADIE”
A continuación, Mariano Blázquez, secretario ejecutivo de Ferede , habló en nombre de los entidades evangélicas que representa del resto de España y empezó haciendo un símil con el mal tiempo diciendo que “reina un sol de justicia ante las nubes cuotidianas”. Reivindicó a los evangélicos como “una opción de cristianismo vivo” que debe recibir “un lugar por parte de las autoridades”. Recordó que la concentración “no va contra nadie ni debería molestar a nadie”, pero que demuestra que los evangélicos quieren “escuchar y hablar”. La “dignidad del pueblo evangélico” no debe ser olvidada, argumentó Blázquez, entre otras cosas porque “somos un pueblo que hemos apoyado la democracia y la libertad”.
Jaume Torrado  se dirigiría después más directamente a la propia comunidad evangélica para animar a los asistentes a que “cuando cierren una iglesia a partir de ahora, que sea como si cerraran la nuestra propia, porque debemos solidarizarnos los unos con los otros”.

  Por último intervino el secretario general del Consell Evangèlic de Catalunya. Guillem Correa  recordó que los evangélicos tienen la vocación de estar “al lado de los que sufren”, y en este sentido recordó especialmente a aquellos que por la crisis económica se encuentran en el paro. Recordó que “nuestra esperanza está en Jesús”, y que por ello los evangélicos “son el pueblo de Dios”.
La concentración finalizó, ya caída la noche, con más música y un momento especial en el que se encendieron las velas que muchos habían traído de casa.  La plaza se iluminó con centenares de luces (también de teléfonos móviles), mientras unos y otros acabaron en oración.
PRIMERAS VALORACIONES
Una vez dado finalizado el acto, el ambiente que se respiraba era de satisfacción por una concentración de unas dimensiones nunca antes vistas entre los evangélicos catalanes.
También entre los líderes presentes las caras eran de alegría y se podían ver muchos abrazos. Mariano Blázquez destacaba que la concentración había sido “muy equilibrada” y añadía que tras este acto de unidad era necesario volver al “diálogo con las autoridades”. En este sentido, argumentó que “no sólo se trata de leyes, sino de tacto y talante, por parte de los municipios y las comunidades autónomas”.
Jaume Llenas, secretario general de la Alianza Evangélica , por su parte, explicó que se llevaba “una sensación muy grata” al ver que “en Cataluña se defienden unas libertades que son las de todos”, no sólo de los protestantes. Guillem Correa se mostró “lleno de gozo” y “agradecido a Dios por la unidad del pueblo evangélico”.
IMPORTANTE PRESENCIA DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Inmensa concentración histórica por una “libertad religiosa plena”

Las iglesias de Cataluña demuestran una unidad sin precedentes en un acto que reúne a más de 7.000 personas. (c) Joel Forster, Protestante Digital (se puede reproducir mencionando la fuente)

 

Una importante cantidad de medios de comunicación estuvieron cubriendo el acto. En la zona habilitada para la prensa se pudieron ver las cámaras de Televisión Española, Televisió de Catalunya (TV3) y Barcelona Televisión, además de periodistas de algunas agencias de noticias como Europa Press, que entrevistaron a algunos de los líderes evangélicos presentes.

Autores: Joel Forster

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Tiempo de reformas en la vida de la Iglesia

 

Tiempo de reformas en la vida de la Iglesia

La tendencia dominante a seguir caminos tradicionales, se debe a que los países de América Latina somos “hijos de la Contrarreforma”.

15 DE OCTUBRE DE 2011

Los reformadores, Lutero, Zwinglio, Calvino, Bucero, Farel y otros, por unanimidad compartieron la convicción que ahora resuena en el corazón del protestantismo: ¡sólo Dios nos puede llevar a Dios!  Ninguna institución eclesiástica, ningún papa, ningún clérigo nos puede conducir a él: porque, en primer lugar, Dios es quien viene a nuestro encuentro. Ninguna confesión de fe, ningún compromiso en la Iglesia, ninguna acción humana nos puede atraer la benevolencia de Dios: sólo su gracia nos salva. Ningún dogma, ninguna predicación, ninguna confesión de fe pueden hacernos conocer a Dios: sólo su Palabra nos lo revela. Dios no está sujeto a ninguna transacción posible, su gracia excede cualquier posibilidad de intercambio y reciprocidad. En el protestantismo, Dios es precisamente Dios precisamente en la medida en que nos precede y permanece libre ante cualquier forma de sumisión. Raphaël Picon y Laurent Gagnebin
1. LA NECESIDAD DE REFORMARSE CONTINUAMENTE
Tal vez el recuerdo anual de la importancia de las reformas religiosas del siglo XVI sirva para insistir periódicamente en la necesidad del cambio en las comunidades cristianas, cuya inevitable institucionalización las orilla, en ocasiones a veces muy críticas, a defender algunas tradiciones que, para bien o para mal, se han instalado en su vida y que llegan a suplantar la centralidad del mensaje evangélico del que ellas deben ser portadoras en medio de la sociedad.  Y acaso estas fechas, instaladas ya en el calendario y en el espíritu litúrgico de muchas iglesias, puedan servir también para que, más allá de las fechas y los nombres (como en el magnífico poema “Nocturno de San Ildefonso”, de Octavio Paz: “La historia es el error./ La verdad es aquello,/ más allá de las fechas,/ más acá de los nombres,/ que la historia desdeña:/ el cada día/ ―latido anónimo de todos,/ latido/ único de cada uno―,/ el irrepetible/ cada día idéntico a todos los días” sea posible no solamente conmemorar sino también redireccionar los impulsos para que el viejo lema reformador (“Iglesia reformada siempre reformándose”) deje de ser sólo eso y se convierta en razón de ser de programas y proyectos concretos de cambio al interior de las iglesias y de las vidas de las personas creyentes, sin olvidar sus alcances sociales.
Y es que, precisamente, al evocar los nombres y las acciones de quienes, hace ya casi cinco siglos, encabezaron la protesta que daría forma y sentido a una nueva forma de ser cristianos, y al buscar en las Escrituras esos caminos de reforma y cambio que tanto soñamos y anhelamos ver que se realicen, nos conectamos con una serie de desarrollos históricos y espirituales acerca de los cuales muchos episodios bíblicos dan fe. Así puede verse, por ejemplo, en la línea de lo que escribe la biblista brasileña Lilia Ladeira Veras, en un artículo sobre las reformas y contrarreformas en la época de los reyes de Israel, cómo las contradicciones políticas, religiosas y culturales hicieron que el rumbo de una nación se viera comprometido según se orientara o no por el deseo de cambiar. Dentro del esquema que propone, esta autora ve, por ejemplo, a Ezequías, como un gran reformador:
Él restauró la pureza de la religión yahvista, suprimiendo el culto idolátrico y las prácticas sincretistas, y centralizó el culto en el templo de Jerusalén, destruyendo otros locales de culto. Dice el texto que él “abolió los lugares altos, quebró las estelas, cortó el poste sagrado y redujo a pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho” y que se había vuelto objeto de culto idolátrico (18,4). Como se puede observar, Ezequías siguió las normas establecidas en el Deuteronomio.
Ezequías no fue sólo un reformador religioso más, también realizó obras como la construcción de un reservorio y de un acueducto para traer agua desde la fuente de Gión, que quedaba fuera de la ciudad, hasta la piscina de Siloé, ya dentro de las murallas (20.20). [3]
Otros gobernantes de la época no siguieron el ejemplo de Ezequías y plantearon, más bien, retrocesos y contrarreformas que perjudicaron por igual al pueblo y a la nación entera, al grado de que, según esta historiografía basada en las ideas religiosas del Deuteronomio, eso le costó la desaparición a la monarquía davídica. En otras palabras, al negarse a establecer reformas religiosas y políticas consistentes, la nación desapareció, literalmente, del mapa. Así, las reformas de algunos de estos monarcas se mostraron como insuficientes, pues no pudieron consolidarse en la conciencia popular, algo muy necesario siempre para que resulten efectivas a largo plazo. El lenguaje bíblico es muy claro: negarse a las reformas es desobedecer a Dios.
2. EL ESPÍRITU CONDUCE LAS REFORMAS DE LA IGLESIA
Esta alusión a los procesos simultáneos de reforma-contrarreforma, al menos en nuestro ámbito hispanoamericano, nos recuerda también, siguiendo otra vez a Paz, que la tendencia dominante en estos países a seguir caminos tradicionales, se debe, según lo dijo él en unas páginas memorables, a que los países de América Latina somos “hijos de la Contrarreforma” , a diferencia de Estados Unidos, que eran “hijos de la Reforma”. Vale la pena citarlo:
“En ese momento [la expulsión de los jesuitas de las colonias españolas] se hizo visible y palpable la radical diferencia entre las dos Américas. Una, la de lengua inglesa es hija de la tradición que ha fundado al mundo moderno: la Reforma, con sus consecuencias sociales y políticas, la democracia y el capitalismo; otra, la nuestra, la de habla portuguesa y castellana, es hija de la monarquía universal católica y la Contrarreforma. […]
Desde el siglo XVI nuestra historia, fragmento de la de España, había sido una apasionada negación de la modernidad naciente: Reforma, Ilustración y todo lo demás.”
Esta disposición social, espiritual y política para el cambio, tan extrañas entre nosotros, culturalmente hablando, es la que se estimula bíblicamente en el ámbito de la Reforma con planteamientos como los que, desde Francia, hacen Raphaël Picon y Laurent Gagnebin sobre una “fe insumisa” : nada puede estar por encima de Dios y ninguna tradición, por noble y elevada que sea, puede sustituirlo. El principio protestante, esbozado por Paul Tillich, supone un rechazo radical a cualquier forma de sumisión o aceptación de absolutos que compitan con él. Ésta es la base de la tendencia a la reforma, que mientras más radical sea, mejor expresará el designio divino para amoldarse, no a las circunstancias ni a los momentos, sino a la voluntad del Creador.
En las cartas que el Espíritu dirige a las iglesias del Asia menor, aparece de fondo un reconocimiento a su existencia y trabajo al servicio de Jesucristo, pero también una sólida crítica , a partir de la frase: “Yo conozco tus obras”, que coloca a cada comunidad ante el juicio de quien se presenta como guía de la vida de la Iglesia, en singular, aunque no deje de vislumbrarse el horizonte colectivo, ecuménico, por decirlo así. Los tiempos de reformas para la Iglesia están siempre al acecho y se trata de escuchar y obedecer la voz del Espíritu, quien siempre va delante de lo que la Iglesia, en cualquiera de sus manifestaciones, cree, proclama y espera. Estar dispuestos a cambiar según la dirección del Espíritu, esto es, a realizar reformas significativas, para aquellas comunidades, también era una forma de resistir al sistema idolátrico de su tiempo, pues como escribe Daniel Godoy Fernández:
“En esta situación de sufrimiento, Juan les escribe para alentarlos y darles coraje para resistir, para permanecer fieles al Cordero y para vivir una espiritualidad capaz de sobrevivir a la propuesta arrogante y totalitaria, representada por el imperio y sus colaboradores.
Juan convoca a las comunidades a la perseverancia, a soportar la aflicción, a pesar de no poder escapar de la prisión o a las privaciones en medio de la pobreza. Les motiva la necesidad de permanecer fieles, de servir al que está próximo, de estar vigilante, de ser testimonio fiel y verdadero. Los verbos utilizados por Juan apuntan a una situación de persecución, violencia y opresión. No es azar que sean utilizados en este momento. Otro aspecto de la invitación hecha por Juan está en sus palabras, que no hacen diferencia de raza, sexo o edad. Son palabras genéricas, inclusivas, usadas para alentar a las comunidades y a todas las personas que en ellas participaban, sean mujeres, hombres, jóvenes o ancianos.
Ser cristiano/a en la provincia de Asia Menor, en los primeros dos siglos de la Era Común, no era nada fácil, era una cuestión de conversión, firmeza, coraje y una buena dosis de resistencia.”

Autores: Leopoldo Cervantes-Ortiz

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El Papa alaba a Lutero, preocupado con el avance de las iglesias pentecostales

 

El Papa alaba a Lutero, preocupado con el avance de las iglesias pentecostales

Las tildó de un cristianismo de "escasa densidad institucional", poco racionales, teológicamente incultas e inestables.

23 DE SEPTIEMBRE DE 2011, ALEMANIA

  La segunda jornada del papa el pasado 23 de septiembre en su Alemania natal tuvo un marcado carácter ecuménico y por deseo de Benedicto XVI el encuentro con los líderes protestantes se desarrolló en el exconvento de los agustinos de Erfurt donde estudió y ejerció Lutero.

El Papa teólogo señaló que el pensamiento de Lutero y toda su espiritualidad "eran completamente cristocéntricos"  y que la "candente pregunta" que se hacia ¿Cómo se sitúa Dios respecto a mí, cómo me posiciono yo ante Dios?; "debe convertirse otra vez y de un modo nuevo en una pregunta nuestra".

  El Papa abogó porque los cristianos reconozcan la comunión "como nuestro fundamento imperecedero" e invitó a los protestantes a trabajar cada vez más juntos con los católicos para testimoniar la fe en un mundo secularizado.

UNIDOS FRENTE A LOS PENTECOSTALES

  Pero en esa comunión no están las iglesias pentecostales, que son los protestantes que más crecen en el planeta Tierra. Benedicto XVI dijo que las iglesias cristianas históricas están "perplejas" y preocupadas por el avance de las iglesias pentecostales.

  "En los últimos tiempos, la geografía del cristianismo ha cambiado profundamente y sigue cambiando todavía. Ante una nueva forma de cristianismo, que se difunde con un inmenso dinamismo misionero, a veces preocupante en sus formas, las Iglesias confesionales históricas se quedan frecuentemente perplejas", denunció el Papa, en alusión a las iglesias pentecostales,a las que en sus visitas a África y Latinoamérica denominó "sectas evangélicas".

El papa Ratzinger subrayó que en su opinión se trata de un cristianismo de "escasa densidad institucional, con poco bagaje racional, menos aún dogmático, y con poca estabilidad".

  Pero agregó que ese fenómeno "mundial" obliga a preguntarse "qué es lo que permanece siempre válido y qué puede o debe cambiarse ante la cuestión de nuestra opción fundamental en la fe".

COSAS EN COMÚN

  El papa Ratzinger hizo estas manifestaciones en el encuentro que mantuvo con los representantes del Consejo de la Iglesia Evangélica Alemana (EKD) en Erfurt (este de Alemania), ciudad en la que ejerció Martín Lutero (1483-1546) y en la que fue ordenado sacerdote católico en 1507, antes de liderar la reforma protestante, en 1521.

  Benedicto XVI dijo que en estos momentos lo más necesario para el ecumenismo es no perder las grandes cosas que tienen en común. "La cosa más importante para el ecumenismo es que, presionados por la secularización, no perdamos casi inadvertidamente las grandes cosas que tenemos en común, aquellas que de por sí nos hacen cristianos y que tenemos como don y tarea", afirmó.

  "Fue un error -añadió- haber visto mayormente aquello que nos separa y no haber percibido en modo esencial lo que tenemos en común en las grandes pautas de la Sagrada Escritura y en las profesiones de fe del cristianismo antiguo".

CELEBRACIÓN ECUMÉNICA

  Tras el encuentro, Benedicto XVI y los líderes religiosos protestantes alemanes celebraron en el exconvento de los agustinos una celebración ecuménica en la que un obispo evangélico leyó el salmo 164 en la traducción que hizo Lutero, en el que expresa la vocación cristiana para alabar a Dios.

  El papa recitó luego un rezo para la unidad de los cristianos; el presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, el cardenal católico Kurt Koch, una plegaria sacerdotal y luego conjuntamente el Padrenuestro.

Fuentes: Efe

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