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La adicción de Sandra Bullock

Jaime Fernández Garrido

 

La adicción de Sandra Bullock

Una nueva enfermedad conocida desde los últimos años del siglo pasado.

27 DE OCTUBRE DE 2011

Sandra Bullock ha participado en alguna de las películas más conocidas en los años 90, como “La red”, “Speed” o “Mientras dormías”.
Cuando vemos la cantidad de películas en las que actuó y el poco tiempo que transcurría entre una y otra, comprendemos perfectamente lo que reconocía en una entrevista reciente: “ No he sido drogadicta ni alcohólica, pero he abusado de otras cosas para escapar de la realidad. El trabajo ha sido mi droga ”.
Una nueva enfermedad conocida desde los últimos años del siglo pasado. Los adictos al trabajo. Hay mucha gente así. Aparentemente no puedes decirles nada, porque el que trabaja demasiado, incluso tiene colgada esa “etiqueta” de ciudadano ejemplar.
El problema puede llegar a ser muy grave, porque saca a la luz muchas cosas ocultas. Hay gente que sólo vive para trabajar, ese es el absoluto de su vida.
Muchos trabajan más de la cuenta porque tienen verdadero pánico al tiempo libre. Otros se escudan en el trabajo por sus muchos problemas de relaciones con los demás, con su familia, con los amigos o incluso consigo mismos.
Otros viven así, porque en su corazón sólo hay lugar para una ambición desmesurada. Quieren ganar lo máximo posible, alcanzar las más altas cotas de poder y ser conocidos y admirados por tener más que ningún otro. Ese es un problema personal muy grave, porque su autoestima como personas depende de lo que hacen, de tener su tiempo ocupado. No son capaces de aguantar una tarde sin hacer nada, un momento a solas con un amigo o un día dedicado a su familia. Parece como si fuese un pecado capital dejar de trabajar.
Hace poco veía un reportaje dedicado a las familias que perdieron a algún ser querido en el atentado terrorista contra las Torres Gemelas. Cuando les preguntaban que sentían, una mujer cuyo padre trabajaba en el piso 62 de una de las torres dijo: “Daría todo lo que tengo por volver a la mañana del 11 de septiembre, sólo para decirle a mi padre que le quiero” Cuando perdemos lo importante, nos damos cuenta que quizás hemos dedicado demasiadas fuerzas en nuestra vida a lo cotidiano.
Lo hacemos porque la gran mayoría de la gente vive sólo para el éxito. Eso es lo que buscan. No les preocupan las cosas bien hechas, ni la grandeza, ni lo que le ocurra a los demás, lo único que muchos buscan es tener éxito. Y el éxito es una de las peores drogas que existen.
Te ciega completamente, tanto que eres capaz de renunciar a todo para llegar a tener lo que es imposible de alcanzar. Mientras tanto la realidad se escapa. Los mejores momentos se pierden y cuando comprendemos lo que es realmente importante, para muchos es ya demasiado tarde.

Autores: Jaime Fernández Garrido

©Protestante Digital 2011

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Sandra Bullock y la fama

Jaime Fernández Garrido

 

Sandra Bullock y la fama

Ser famoso parece muy bonito, parece que estás en las nubes, pero la fama no te cura las enfermedades, ni te trae sopa caliente a la cama.

30 de junio de 2011

Son palabras de la actriz Sandra Bullock en una entrevista para “El Dominical”.
Algunas personas equivocan los objetivos de su vida.
Son capaces de dar todo su tiempo y sus fuerzas a cambio de fama y dinero. Capaces de cambiar relaciones por poder y posesiones.
Piensan que son inteligentes, hasta que se dan cuenta que necesitan a alguien y no hay nadie. Hasta que descubren que la fama o el dinero no alivian la soledad.
Las cosas más valiosas que hay en el mundo no las podemos comprar, y una de las más importantes es la amistad. Recuerda que muchos pueden escuchar lo que dices, pero sólo buenos amigos escuchan incluso lo que no puedes o no quieres decir.
Un amigo es aquel que llega cuando todos se van, un verdadero amigo es alguien que conoce la canción que hay en tu corazón y puede cantarla cuando tú la estás olvidando.
Todos tenemos que tomar decisiones en nuestra vida, pero vayamos a donde vayamos, siempre llevamos con nosotros un poco de nuestros amigos. Es cierto que les extrañamos, y que nos gustaría abrazarlos y estar a su lado, pero aún lejos, nuestros amigos son la manera en la que Dios nos enseña que está cuidando de nosotros.
Tenemos que aprender a disfrutar con nuestros amigos ahora. Sólo tenemos una vida y un momento para abrazarlos, para hablar con ellos, para llamarlos… Cuando estén lejos vamos a recordar las oportunidades que perdimos y las tonterías que hicimos.
Gastamos demasiado tiempo en “nuestras cosas”, pensando que lo importante es dedicar tiempo para tener más, para que nos conozcan más, para ganar más, para que todos hablen de nosotros; mientras olvidamos que nada puede compararse a una conversación sencilla con las palabras entrando en cada corazón de dos buenos amigos. Eso sí cura enfermedades.
Alguien dijo una vez que si cuando mueres tienes por lo menos cinco buenos amigos, es que tu vida ha sido realmente grandiosa.
En los últimos momentos, ni la fama ni el dinero, ni ninguna cosa que poseas puede ayudarte cuando estás solo o sola.
Lo que realmente merece la pena son las personas. Aquellos a quienes puedes acercarte y abrazar.

Autores: Jaime Fernández Garrido

© Protestante Digital 2011