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Sexo y Vaticano: algo más que moral


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Leonardo de Chirico

 

Sexo y Vaticano: algo más que moral

La sexualidad no es un tema fácil para ninguna institución religiosa.

26 de junio de 2011

En estas materias, quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Moralizar sobre los errores de los demás y alimentar actitudes de superioridad no son los enfoques correctos para tratar el problema.
En este campo nuestro césped evangélico no es más ecológico que el de los demás. El año pasado, no obstante, ha sido un annus horribilis  (es decir, un año horrible) para la Iglesia CR en lo que al sexo se refiere.
La Iglesia CR tiene un serio problema con la sexualidad.
1. Coloca los estándares más altos a su propio clero , es decir, el celibato obligatorio, aunque se estima que un tercio del clero CR tiene una vida sexualmente activa. Si tú esperas que tus propios representantes se adhieran a ciertos estándares de comportamiento sexual, estás expuesto más fácilmente al escrutinio público si tu círculo íntimo no cumple.
2. La visión moral CR impone la santidad de un matrimonio heterosexual monógamo y la condenación de las demás orientaciones sexuales . Si estás vociferando diciéndole a la gente lo que es lícito y “recto” en cuanto a las prácticas sexuales, y lo que es “incorrecto” en relación con los abusos, tus propias inconsistencias parecen más nefandas.
3. Recientemente se han visto récords de abusos y escándalos dentro de la Iglesia CR después de décadas de negación y autoprotección . Vivimos en un mundo que ya no guarda secretos, y la sociedad en general tiene derecho a hacer preguntas serias sobre todo este asunto.
4. El problema está en todos los niveles : el reclutamiento de gente joven, la formación de seminaristas, la supervisión de la vida sexual de las personas religiosas, el desafío de los fracasos, la promoción de una cultura transparente, etc.
La credibilidad de todo el sistema está en juego.
Hace un par de semanas la Congregación Vaticana para la Sagrada Doctrina emitió varias directrices que iban dirigidas a los obispos CR a fin de poner orden en este asunto. Para el Vaticano, la sexualidad no es un asunto esencialmente pastoral sino doctrinal y la institución encargada de gobernarla es la misma que preside la pureza doctrinal. La esencia de las directrices es pedir a los obispos locales que estén más alerta y sean más colaboradores, lo que indica que la norma del pasado ha sido, con frecuencia, la escasa vigilancia y coooperación.
¿ES BÍBLICO EL CELIBATO OBLIGATORIO?
El problema es enorme y complejo. Sin embargo, para la gente que cree en la Biblia, la primera y decisiva pregunta es sencilla:  ¿enseña o demanda la Biblia el celibato a los ministros de la iglesia? La respuesta es tan simple como la pregunta: No. Aunque considera el celibato tan digno como el matrimonio (p.e 1 Corintios 7 ), la Biblia espera que, como norma general, los ancianos, los obispos y los diáconos estén casados (p.e. 1 Timoteo 3:2-5 ; Tito 1:6 ). La tradición del celibato obligatorio CR es el resultado de una distinción jerárquica y dualista entre una vocación religiosa “más elevada” y la “inferior” de los seglares. También es un medio para “dominar” al clero y evitar que la herencia patrimonial de la iglesia sea dispersada.
No existen argumentos a favor del celibato obligatorio que sean bíblicamente concluyentes. Por lo tanto, debería estar abierto al cambio. Según la Biblia, parece que se espera que la mayoría de los ministros estén casados y algunos permanezcan solteros. ¿Se permitirá que la Biblia tenga la última palabra, que al mismo tiempo es mejor palabra que la tradicional solución CR? La “renovación bíblica” que, según algunos observadores, se está llevando a cabo en el interior de la Iglesia CR, ¿permitirá
modificar la tradición que existe desde hace tanto tiempo? No se observa ninguna señal en esta dirección por ahora. Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI lo que han hecho realmente es reforzar el celibato obligatorio, haciendo el cambio todavía más difícil.
¿ES DESEABLE UNA TRANSPARENCIA TOTAL?
La opinión pública también ha quedado impresionada por la actitud autocomplaciente que han mostrado algunos obispos de varias partes del mundo al manejar el tema de los abusos. En lugar de denunciarlos y evitar que se continuaran produciendo, ha habido una tendencia general a encubrirlos. Los intereses de la Iglesia CR parece que son más importantes que el sufrimiento de las víctimas.  Se ha preferido la protección de la iglesia antes que la protección a los niños que han sido objeto de abusos. En una organización tan compleja como la de la Iglesia CR, es de esperar que se produzcan errores, pero la impresión general es que el problema radica en la “cadena de mando” más que en los casos esporádicos. Existe un amplio código de conducta que sitúa primero a la Iglesia CR, por encima de la verdad y de la realidad, como si la principal preocupación fuera buscar lo que la iglesia puede ganar sin importar el costo.
Históricamente, la Iglesia CR ha sido atacada por fuerzas políticas e ideológicas y, por consiguiente, ha desarrollado una actitud autoprotectora, al igual que lo han hecho otras muchas instituciones históricas. Al mismo tiempo, se ha construido una opinión de sí misma altamente dogmática, clamando ser la societas perfecta  (es decir, la sociedad perfecta), o la Iglesia indefectible, o sea, la Iglesia que no puede errar. Puede juzgar a los demás pero no puede ser juzgada por los demás.  Puede denunciar el pecado del mundo, pero no permite que el mundo denuncie sus pecados.
Los escándalos y los abusos sexuales muestran que ha llegado el momento de ser más humildes y consecuentes y menos reticentes y autocomplacientes. Cuando la autoprotección llega a ser absoluta, se convierte en un ídolo. No obstante, todos corremos el peligro de elevar nuestras instituciones a un lugar de adoración idolátrica, es decir, la “eclesiolatría”, la adoración a la iglesia como institución.
“El sexo y el Vaticano” es mucho más que simple habladuría y más que un tema de moral y justicia. Es una oportunidad para el arrepentimiento, para la reforma bíblica y para la transparencia pública. Algo que todos necesitamos.

Autores: Leonardo de Chirico

© Protestante Digital 2011

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Jovens degolaram professor em MS durante encontro sexual, diz polícia

23/06/2011 22h01 – Atualizado em 24/06/2011 10h27

 

Um dos suspeitos era ex-aluno e mantinha relações com a vítima, diz delegado.
Rapazes roubaram e trocaram carro por dinheiro e drogas na Bolívia.

Ricardo Campos Jr.Do G1 MS

 

Um jovem de 20 e outro de 24 anos foram presos nesta quinta-feira (22) em Corumbá, município a 444 quilômetros de Campo Grande, suspeitos de matar e roubar um professor de 47 anos. Segundo o delegado Jeferson Rosa Dias, responsável pelo caso, o crime, ocorrido no último dia 14 de junho, foi premeditado e aconteceu durante um encontro sexual entre os três.

Dias explica que o suspeito de 20 anos é ex-aluno da vítima. Os dois, segundo o delegado, mantinham relações sexuais com frequência desde 2008. No dia do crime, o rapaz apresentou o comparsa para a vítima, que levou os dois até sua casa.

De acordo com o delegado, um dos rapazes contou ter imobilizado o professor durante um momento de carícias. O outro, de acordo com Dias, deu uma facada no peito da vítima. O cabo quebrou e a lâmina ficou encravada. O suspeito pegou outra faca e degolou o professor.

Após o crime, os dois pegaram um home theater, um computador, celular, o carro da vítima e fugiram. “Eles levaram os objetos para a Bolívia e venderam por 300 gramas de cocaína e U$ 200 e disseram que receberiam mais dinheiro depois”, conta Dias.

O delegado pediu mandados de prisão temporária e busca e apreensão nas residências dos suspeitos. Somente o segundo foi deferido. Equipes da delegacia de Polícia Civil de Corumbá foram até os endereços, que ficam no Loteamento Pantanal. Por causa da droga encontrada eles foram presos em flagrante por tráfico e depois confessaram o homicídio.

Dias explica que o rapaz de 20 anos sabia que a vítima morava sozinha, tinha carro e aparelhos eletrônicos e acredita que o crime tenha sido premeditado.

Foram encontrados somente o celular, 250 gramas de cocaína e o monitor do computador roubado. Na próxima segunda-feira, de acordo com Dias, eles devem ser indiciados por homicídio doloso, quando há intenção de matar.

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Pesquisa revela que 56% dos evangélicos brasileiros fizeram sexo antes do casamento; 25% já trairam a esposa

 

Novos tempos, novos valores. Ultimamente, os crentes em Jesus têm aprendido não só a valorizar o sexo – quando praticado dentro dos limites do casamento, bem entendido – como a, vejam só, falar sobre ele. O resultado disso é que trabalhos inimagináveis há algumas décadas têm sido realizados entre a comunidade evangélica, levando os crentes a mostrar a cara e a falar claramente sobre suas preferências, dificuldades e práticas de alcova. O mais recente deles é a pesquisa de opinião O crente e o sexo que constitui um amplo panorama sobre o assunto, em que quase 12 mil crentes – sendo 5,1 mil casados – responderam a perguntas enviadas pelo Bureau de Pesquisa e Estatística Cristã (Bepec), que está sendo lançado junto com a pesquisa.

Através de uma parceria com a empresa Akna Software, especializada em marketing digital, e o portal e revista cristã Genizah, o Bepec teve acesso a mais de 1,5 milhão de endereços eletrônicos de evangélicos, sendo que o instrumento de coleta foi mandado para cerca de 71,5 mil destinatários. Por questão de metodologia, apenas o grupo-alvo dos evangélicos casados foi totalizado neste primeiro momento. Um universo amplo, representando diferentes regiões do país e classes sociais, bem como oito grandes grupos de confissões, incluindo igrejas tradicionais, pentecostais e neopentecostais e denominações de grande porte, como Batista e Assembleia de Deus. “A pesquisa foi feita com rigor científico”, destaca o profissional de marketing digital e blogueiro Danilo Silvestre Fernandes, idealizador do Bepec. Evangélico, ele conta que suas principais motivações foram o interesse que o assunto desperta e a carência de material do gênero. “Não há quase nada disponível sobre a sexualidade dos evangélicos”, atesta. “Sexo é tabu entre os crentes e as matérias sobre isso são as mais lidas e comentadas. Quisemos produzir conteúdo inédito – incluindo dados primários, como é o caso da pesquisa O crente e o sexo.”

Não se pode negar mesmo que o assunto seja apimentado. E que, a partir da divulgação dos resultados da pesquisa, deve render mais pano para a manga nas igrejas. Como explicar, por exemplo, o espantoso percentual de 25% dos homens crentes casados que já traíram a mulher? Ou que 56% dos pesquisados do sexo masculino tenham praticado sexo com o futuro cônjuge antes do casamento? E isso, mesmo levando em conta que quase a metade dos respondentes têm mais de dez anos de conversão à fé evangélica e que o espectro etário é amplo, compreendendo dos 16 aos 55 anos. Ademais, a metade dos pesquisados informou ter mais de oito anos de casamento – ou seja, é gente que já passou pela famosa “crise dos sete anos”, o que é indicativo de estabilidade na relação. A conclusão, óbvia, é de que o abismo entre o discurso dos púlpitos e a prática dos crentes, que sempre se suspeitou existir, é um fato.

“Chamou-me a atenção o índice de casais crentes que tiveram relações sexuais antes do casamento”, aponta o pastor Gilson Bifano, diretor do Oikos, ministério cristão de apoio à família. Sediado no Rio de Janeiro, a entidade promove aconselhamento, estudos e eventos voltados para casais crentes. Ele diz que muito do que a pesquisa mostrou já é do conhecimento de quem trabalha nesta área. “Creio que os tempos modernos têm influenciado o comportamento dos casais crentes. Sexo é assunto que ficou, por muitos anos, sem ser tratado no âmbito evangélico. Há muito dogmatismo e falta diálogo.”

“Sem Surpresa”

A pesquisa desce a minúcias como práticas sexuais dos casais crentes, envolvimento com homossexualismo e uso de pornografia – quesito no qual 44,5% dos consultados responderam “sim”. No entender de Danilo, o que chama a atenção é a proximidade relativa dos dados de Os crentes e o sexo e outra pesquisa, esta realizada pelo Ministério da Saúde em 2009 com a população em geral. Ali, o objetivo era bem diferente: balizar políticas públicas de combate à Aids. Mesmo assim, alguns dados são inquietantes – como o índice de traição ao parceiro fixo, que ficou na casa dos 16 por cento em um ano na mostra do governo. “Isso não quer dizer, evidentemente, que o evangélico traia mais”, ressalva. “Apenas que os crentes, em diversos aspectos, não diferem tanto assim das pessoas que a Igreja convencionou chamar como ‘do mundo’.”

“De modo geral, não me surpreendo”, comenta o pastor Geremias do Couto, da Assembleia de Deus. Fiéis de sua denominação, conhecida historicamente pelo rigor nos costumes, constituem um quinto do total de pessoas casadas que entraram na pesquisa. Mesmo assim, ele concorda que a influência de uma prática de vida liberal tem cobrado seu preço da Igreja, sobretudo nesta área: “O percentual naqueles pontos que, de fato, consideramos anomalias, ou mesmo pecado, estaria, a meu ver, dentro de um corte que corresponde ao modo como a prática da fé cristã é vivida, hoje, sem muito comprometimento”.

Geremias, que é vinculado ao projeto My hope (“Minha esperança”), da Associação Evangelística Billy Graham, e dedica parte de seu ministério à orientação cristã para casais, teve acesso aos dados da pesquisa antes de sua divulgação. O ponto que mais chamou sua atenção foi mesmo o da traição entre cônjuges crentes. Exatos 24,68% dos homens admitiram a pulada de cerca, enquanto que 12% das casadas evangélicas caíram em adultério. O detalhe é que, entre os neopentecostais, o índice supera em cerca de 5 pontos o de adeptos de outras denominações – como os anglicanos e presbiterianos, classificados na pesquisa como “reformados”. “Seriam, hipoteticamente, dois a três casos de infidelidade em cada dez casais crentes”, aponta o pastor.

Abertura

A pesquisa não deixou de abordar questões como frequência de atos sexuais no casamento e as diferentes modalidades de práticas sexuais. Engana-se quem pensa, por exemplo, que crentes se contentam com as mais convencionais. Quase 38% dos que responderam a pesquisa – lembrando que foram 56% de homens e 44% de mulheres – disseram que “vale tudo” no quarto conjugal, desde que ambos concordem. Aí entram a masturbação mútua, o sexo oral (com grande aceitação para mais de 80%) e até sexo anal, normalmente vetado por líderes e conselheiros por sua associação com práticas promíscuas homossexuais, a chamada sodomia. Mas 21,4% dos casais crentes confessaram praticá-lo.

Tratar de aspectos tão delicados da intimidade conjugal só foi possível, segundo Danilo, pela garantia do anonimato. “Pesquisas onde a coleta dos dados não é presencial, embora exijam mais cuidado na amostragem científica, ganham nos fatores envolvendo a privacidade do objeto do estudo. Isso incentiva a abertura para assuntos difíceis e a honestidade das respostas”, explica. “Tenho certeza de que muitos usaram a pesquisa como uma espécie de confessionário, prática abandonada pelo protestantismo”, opina o bispo Hermes Fernandes, um dos colaboradores de Genizah e líder da Rede Episcopal de Igrejas da Nação Apostólica (Reina). Ele acompanhou a elaboração da pesquisa e diz que o estudo confirma, com riqueza de detalhes e informações, o que todo mundo sabe: “O proibido é mais gostoso”. Para Hermes, a pressão exercida pela religiosidade acaba por acentuar as pulsões sexuais, tornando-as exacerbadas. “Muitos certamente ficaram aliviados por saber que não são os únicos a adotar certos comportamentos considerados tabus.”

“Religião não é cabresto”

O pastor Carlos Moreira, 45 anos, da Igreja Episcopal Carismática do Brasil, acredita que a pesquisa O crente e o sexo foi importante para desfazer mitos. Graduado em teologia e filosofia, ele conversou com CRISTIANISMO HOJE:

Como explicar a proximidade de alguns dados da pesquisa entre casais crentes e os levantados junto à população em geral?

Na verdade, a pesquisa desvela um universo que, talvez, ainda seja desconhecido do público em geral. Contudo, ela apenas comprova o que já escuto todos os dias no meu gabinete, durante as seções de aconselhamento. O que existe na verdade é que a sociedade imagina que a religião é um cabresto para determinados impulsos da natureza humana, como a sexualidade, por exemplo. Tratar os evangélicos como uma categoria diferenciada da população é alimentar um mito, é imaginar que esta “fatia” da sociedade possui hábitos e costumes diferentes das outras pessoas. Engano. Se isso algum dia foi verdade, hoje, já não é mais.

E por que o tema é tão espinhoso para os evangélicos?

Sexo, para os cristãos, sempre foi um problema, e isso desde o início da Igreja. Paulo já carregava notadamente certa dose de preconceito em suas epístolas, talvez por questões pessoais, talvez como forma de antagonizar a doutrina cristã frente à devassidão da sociedade romana, na qual ele vivia. Esta, por sua, vez, já tinha influências do helenismo grego, onde o sexo assumia diversos matizes contrários aos costumes hebreus. Dali para a frente, a questão só piorou. No século 4, com Santo Agostinho, o sexo tornou-se algo terrível, uma nódoa na consciência dos cristãos – feio, sujo, impuro, perverso e vicioso. Esta não é uma questão ligada a uma época ou a uma cultura, é algo atemporal, intrínseco ao ser humano, faz parte de nossa natureza, devia ser visto como coisa comum, natural, pois, tratar o tema de outra forma só faz proliferar o que temos aí, o sexo como algo insalubre, como perversão escondida, como neurose religiosa, e tudo o que é proibido explode da alma para a vida nas formas mais hediondas possíveis.

Fonte:  Cristianismo hoje