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¿Una mujer entre los apóstoles?


Amable Morales

 

Biblia, hombre y mujer (II)

¿Una mujer entre los apóstoles?

Al abordar el asunto del liderazgo pastoral de la mujer en la Iglesia, siempre aparece la cuestión de la masculinidad exclusiva entre los doce apóstoles.

8 de mayo de 2011

Y frente a ello se presentan principalmente dos argumentos.
“Un Jesús condicionado”
Por una parte se acostumbra a razonar que Jesús no incluyó a ninguna mujer por las limitaciones culturales de la época. En esa línea, por ejemplo, se expresa Luis Marián en su serie ‘ Mujer y Biblia’  al referirse a ‘ la realidad de los prejuicios, terquedad e injusticias de la época ’, al indicar que ‘ en aquel entorno social no se hubiera prestado demasiada atención a un mensaje anunciado por mujeres ’ o al afirmar como evidente que ‘ haber dispuesto de mujeres como mensajeras principales del Reino de Dios no habría sido la mejor idea para su extensión
Tal argumento llama la atención, en primer lugar, porque encierra una clara concepción condicionada del ministerio de Jesús , como si el plan de Dios para su Hijo encarnado tuviese que limitarse y ceñirse a lo que los humanos pudieran o quisieran tolerar.
Y resulta más chocante tal argumento cuando generalmente se presenta tras señalar –aquí acertadamente- las múltiples evidencias de un Jesús que se saltó, uno tras otro, todos los formalismos sociales de su época, para vindicar una dignidad para las mujeres que la sociedad judía menospreciaba y pisoteaba.
Hablar con ellas escandalizaba a los hombres; recibir su adoración pública era una provocación; reconocerlas como ‘hijas de Abraham’ ofendía a los puristas… Pero ninguna de esas concepciones torcidas impidió a Jesús hacer lo que consideró necesario para mostrar la genuina visión divina. ¿Acaso podemos dudar que si su voluntad hubiese sido incluir a una mujer entre sus doce apóstoles, no lo habría hecho por encima del entorno social?
Desde una perspectiva completa el ministerio terrenal de Cristo evidencia su perfecto cumplimiento de la voluntad del Padre en todos los ámbitos, sin limitación ni condicionante alguno. Así ocurrió con la posición social de la mujer, con la farisaica interpretación de la Ley, con la confrontación entre judíos y samaritanos… De modo que solo podemos concluir que Jesús hizo lo que hizo –y dejó de hacer lo que no hizo- tan solo porque esa fue la voluntad del trino Dios.
“El expediente Junias”
Un segundo argumento recurrente en todo este asunto son los saludos de Pablo al final de su carta a los romanos ( 16:7 ): ‘ Saludad a Andrónico y a Junias… los cuales son muy estimados entre los apóstoles ’.
Sobre esta cita se ha construido una machacona afirmación, asegurando categóricamente que Junias es una mujer a la que Pablo reconoce como apóstol, demostrando así que la condición de apóstol no fue exclusiva para varones. Como escribe Luis Marián en su serie  apelando a la mayoría (?) de los eruditos bíblicos, este texto muestra que ‘ al menos hubo una mujer entre los primeros apóstoles de la Biblia ’.
Hay que reconocer que nunca tan poco dio para tanto. Y es que este asunto se ha convertido casi en una “piedra angular” para la defensa del ministerio pastoral de la mujer, aunque se trate tan solo de una interpretación inclusiva, bastante forzada y basada en una suposición :
· Una suposición – Afirmar que Junias es la esposa de Andrónico, tiene tanta base exegética como afirmar lo contrario, ya que no hay ninguna otra referencia a estas personas en el Nuevo Testamento. Pero aceptemos sin más esta “teoría”, y dando por bueno que Junias es una mujer sigamos con los otros puntos.
· Una interpretación forzada – Deducir que la expresión ‘ son muy estimados entre los apóstoles ’ equivale a que formaban parte de ese grupo, es forzar la exégesis hacia un lado interesado.
La interpretación natural nos lleva más bien a entender que por su testimonio comprometido –al que Pablo hace alusión- contaban con el reconocido aprecio de los apóstoles. Es exactamente la misma palabra y sentido que el propio Pablo usa al enviar a Epafrodito a los filipenses, exhortándoles a ‘ tener en estima a los que son como él ’ ( Fil 2:29 ). O la que utiliza al escribir a los tesalonicenses, rogándoles ‘ que tengan en mucha estima ’ a los que trabajan entre ellos ( 1 Ts 5:13 )
Pero volvamos a ser generosos y aceptemos también que el ‘ estimados entre ’ es una prueba incuestionable de que Junias (a quien ya hemos asumido como mujer) formaba parte del grupo de apóstoles, y vayamos al tercer punto
· Una interpretación inclusiva – Aún aceptando ciegamente lo anterior, falta todavía por entender el término ‘ apóstol ’ aquí. Porque todos estaremos de acuerdo en que tal palabra tiene dos claras acepciones en el Nuevo Testamento.
Por una parte se usa como referencia limitada a aquellos hombres llamados personalmente por Jesús, de quien recibieron directamente su enseñanza y comisión, y de cuya resurrección fueron testigos oculares. Estos son los que recibieron la autoridad apostólica, única e irrepetible en la historia de la Iglesia.
Pero también se usa el término ‘ apóstol ’ en un sentido más amplio y genérico, en referencia a su significado puramente semántico de ‘ enviado’  o ‘ mensajero ’, recogiendo así a todos aquellos que ministraban en la extensión del Evangelio y la consolidación del testimonio que se extendía por la gracia de Dios. En este caso no hay referencia alguna a la autoridad apostólica del primer grupo.
De modo que cuando se usa el “argumento Junias” para afirmar que ‘ al menos hubo una mujer entre los primeros apóstoles de la Biblia ’, se está haciendo una peligrosa extensión inclusiva del término ‘ apóstol ’, haciéndonos creer que su ‘ estima entre ellos ’ se refiere al “grupo de los doce”. La cuestión es: ¿cuántos ‘ apóstoles ’ –en el sentido de autoridad fundacional de la Iglesia- reconocemos? A los 12 originales (con la “doble sustitución” de Judas llevada a cabo por ellos mismo con Matías, y por el propio Señor con Pablo), ¿hemos de añadir ahora a Andrónico y a Junias? ¿Y a cuántos más que pudieran también ‘ ser muy estimados ’?
El “expediente Junias” no soporta la más elemental prueba exegética, porque aunque asumamos las discutibles y dudosas dos primeras premisas, nada nos llevará a la identificación con el grupo de quienes recibieron la autoridad apostólica. En el mejor de los casos, Pablo nos estaría hablando de 2 personas cuyo ministerio era reconocido, pero sin relación alguna con “la madre del cordero” de la autoridad.
En el próximo artículo trataremos el otro gran argumento para el liderazgo pastoral de la mujer: “La cuestión Kephalé”, convertida en un clásico desde que en 1993 Catherine Kroeger incluyese su artículo sobre el término ‘ cabeza ’ en el Diccionario de Pablo y sus Cartas.

Autores: Amable Morales

© Protestante Digital 2011

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A cura do leproso

Estudo Bíblico sobre A cura do leproso. Estudo baseado no Evangelho de Marcos 1:40-42

A cura do leproso

Marcos 1:40-42
Lição principal: Nós todos somos como uma coisa imunda por sermos pecadores. Necessitamos de uma purificação espiritual, que só se encontra em Cristo.

Introdução
Estudamos aqui um dos milagres de Cristo. Ele não veio ao mundo para curar todos os doentes, embora não recusou a ninguém que procurou cura. Todos os milagres têm uma significação espiritual. Podemos dizer que são parábolas em ação.

1 – O ESTADO DO HOMEM

Estava doente com uma moléstia terrível, que o tornava imundo, incapaz, isolado dos seus semelhantes, infeliz e sem esperança, e um foco de contágio para os outros. Dá-se a mesma coisa com todo aquele que sofre da moléstia do pecado. Mas ele compreendia seu mal, seu perigo, anelava a cura, porém não pensava mais em curar-se. Nem sempre tudo isto se dá com o pecador.

2 – O PROCEDIMENTO DO HOMEM

Dirigiu-se a Jesus (não a qualquer dos santos apóstolos), rogou-lhe, ajoelhou-se, submeteu-se ao Seu poder.

Mas ele tinha uma dúvida, uma desconfiança: duvidava da boa vontade de Jesus. Infelizmente muitos hoje têm a mesma desconfiança. Pensam que a Virgem Maria é mais compassiva. Outro homem em Mc 9.22, duvidava do Seu poder.

3 – A ATITUDE DE JESUS

Jesus se compadeceu profundamente;
Jesus estendeu a mão;
Jesus o quis curar dizendo: fica limpo.

Ainda hoje Jesus é o mesmo. Ele se compadece dos pecadores, estende a mão e quer limpar-nos do pecado.

4 – O RESULTADO

Foi uma cura imediata, completa, permanente. Vemos o homem agora com uma nova saúde, um novo dever, um novo conhecimento do poder de Deus e uma nova apreciação do Senhor Jesus. Tudo isto dá-se hoje com o pecador purificado por Cristo.

Aplicação

Os ouvintes sabem que o mal do pecado está prejudicando a sua vida espiritual? Quais são os pecados que os homens cometem com maior frequência? Compreendem a gravidade do seu perigo? Desejam melhoras? Têm-se dirigido a Cristo? Têm provado o Seu poder salvador?

06-06-16 013

Rev. Ângelo Medrado, Bacharel em Teologia, Doutor em Novo Testamento, referendado pela International Ministry Of Restoration-USA e Multiuniversidade Cristocêntrica é presidente do site Primeira Igreja Virtual do Brasil e da Igreja Batista da Restauração de Vidas em Brasília DF., ex-maçon, autor de diversos livros entre eles: Maçonaria e Cristianismo, O cristão e a Maçonaria, A Religião do antiCristo, Vendas alto nível, com análise transacional e Comportamento Gerencial.

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Jesus o único caminho para o Céu?

 

Pergunta Bíblica sobre "Jesus o único caminho para o Céu"?

Jesus o único caminho para o Céu?

Resposta: Basicamente eu sou uma boa pessoa, então eu vou para o Céu.” “OK, então eu faço algumas coisas ruins, mas eu faço mais coisas boas, então eu vou para o Céu.” “Deus não vai me enviar para o inferno só porque eu não vivo de acordo com a Bíblia. Os tempos mudaram!” “Apenas pessoas realmente más como molestadores de crianças e assassinos vão para o inferno.”

Todas estas são conclusões comuns entre a maioria das pessoas, mas a verdade é que elas são todas mentiras. Satanás, que tem poder sobre o mundo, planta estes pensamentos nas nossas mentes. Ele, e qualquer um que segue os seus caminhos, é um inimigo de Deus (1 Pedro 5:8). Satanás sempre se disfarça como bom (2 Coríntios 11:14), mas ele tem controle sobre todas as mentes que não pertencem a Deus. “…[Satanás, ] o deus deste século cegou o entendimento dos incrédulos, para que lhes não resplandeça a luz do evangelho da glória de Cristo, o qual é a imagem de Deus” (2 Coríntios 4:4).

É uma mentira acreditar que Deus não se importa com pecados menores, e que o inferno é destinado às “pessoas más”. Todo pecado nos separa de Deus, mesmo uma “pequena mentirinha”. Todos pecaram, e ninguém é bom o suficiente para ir ao Céu por sua própria conta (Romanos 3:23). Entrar no Céu não se baseia no nosso bem superar o nosso mal; todos perderemos se este for o caso. “E, se é pela graça, já não é pelas obras; do contrário, a graça já não é graça.” (Romanos 11:6). Não há nada bom que possamos fazer para ganhar a nossa entrada no Céu (Tito 3:5).

“Entrai pela porta estreita: porque larga é a porta, e espaçoso o caminho que conduz para a perdição, e são muitos os que entram por ela” (Mateus 7:13). Mesmo que todo mundo esteja vivendo uma vida de pecado, e crer em Deus não seja popular, Deus não vai perdoar isto. “nos quais andastes outrora, segundo o curso deste mundo, segundo o príncipe da potestade do ar, o espírito que agora atua nos filhos da desobediência” (Efésios 2:2).

Quando Deus criou o mundo, este era perfeito. Tudo era bom. Então ele fez Adão e Eva, e deu a eles o seu próprio livre arbítrio, de forma que eles teriam a escolha de seguir e obedecer a Deus ou não. Mas Adão e Eva, as primeiras pessoas que Deus fez, foram tentados por Satanás a desobedecer a Deus, e eles pecaram. Isto os impediu (e a todos os que vieram depois deles, incluindo a nós) de ter uma relação íntima com Deus. Ele é perfeito e não pode estar no meio do pecado. Como pecadores, nós não poderíamos chegar lá pela nossa própria vontade. Então, Deus criou uma forma pela qual poderíamos estar unidos com Ele no Céu. “Porque Deus amou ao mundo de tal maneira que deu seu Filho unigênito, para que todo que nele crê não pereça, mas tenha a vida eterna” (João 3:16). “Porque o salário do pecado é a morte, mas o dom gratuito de Deus é a vida eterna em Cristo Jesus, nosso Senhor” (Romanos 6:23). Jesus nasceu para que Ele pudesse nos ensinar o caminho e morrer por nossos pecados para que nós não o tivéssemos que fazer. Três dias após a Sua morte, Ele ressuscitou do sepulcro (Romanos 4:25), provando a Si mesmo vitorioso sobre a morte. Ele completou o caminho entre Deus e o homem para que este pudesse ter uma relação pessoal com Ele, precisando apenas acreditar.

“E a vida eterna é esta: que te conheçam a ti, o único Deus verdadeiro, e a Jesus Cristo, a quem enviaste” (João 17:3). A maioria das pessoas acredita em Deus, até Satanás acredita. Mas para receber a salvação, é preciso se voltar para Deus, formar uma relação pessoal com Ele, voltar-se contra os nossos pecados e seguir a Ele. Devemos acreditar em Jesus com tudo o que temos e em tudo o que fazemos. “Justiça de Deus mediante a fé em Jesus Cristo, para todos os que crêem; porque não há distinção” (Romanos 3:22). A Bíblia nos ensina que não há outro caminho para salvação a não ser através de Cristo. Jesus diz em João 14:6: “Eu sou o caminho, a verdade e a vida. Ninguém vem ao Pai senão por mim.”

Jesus é o único caminho para a salvação porque Ele é o Único que pode pagar o preço pelos nossos pecados (Romanos 6:23). Nenhuma outra religião ensina a profundidade ou seriedade do pecado e das suas conseqüências. Nenhuma outra religião oferece o pagamento infinito que só Jesus poderia dar pelo pecado. Nenhum outro “fundador religioso” foi Deus vindo como homem (João 1:1,14) – a única forma pela qual um débito infinito poderia ser pago. Jesus tinha que ser Deus para que Ele pudesse pagar nosso débito. Jesus tinha que ser homem para que ele pudesse morrer. A salvação está disponível apenas pela fé em Jesus Cristo! “E não há salvação em nenhum outro; porque abaixo do céu não existe nenhum outro nome, dado entre os homens, pelo qual importa que sejamos salvos” (Atos 4:12).

Fonte: Got Questions